Page 253 - mago de oz
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—Parece un poco tétrico —observó el
Espantapájaros.
—Nada de eso —repuso el León—. Me gustaría
pasar aquí el resto de mi vida. Fíjate en lo
mullidas que son las hojas secas y en lo verde
que es el musgo que se adhiere a esos viejos
árboles. Ninguna bestia salvaje podría desear un
hogar mejor que éste.
—Quizás haya animales salvajes —comentó
Dorothy. —Supongo que los hay —contestó el
León—, pero no veo a ninguno.
Marcharon por el bosque hasta que la oscuridad
les impidió continuar andando. Dorothy, Toto y
el León se tendieron a dormir, mientras que
el Leñador y el Espantapájaros montaron
guardia como de costumbre.
Al llegar la mañana, partieron de nuevo, y
antes de haber avanzado mucho empezaron a
oír un sonido sordo como el gruñir de muchos
animales salvajes. Toto lanzó un gemido bajo,
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