Page 46 - mago de oz
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de que el Gran Oz me dará un cerebro no bien
lleguemos a la Ciudad Esmeralda.
—Así lo espero —asintió Dorothy con fervor—,
ya que estás tan ansioso por tenerlo.
—Sí que lo estoy —dijo el Espantapájaros—. Es
feísimo saberse tonto.
—Bueno, sigamos —decidió la niña, dando la
cesta a su compañero.
Ahora no había vallas bordeando el camino; y el
terreno estaba descuidado y lleno de malezas.
Hacia el atardecer llegaron a un bosque donde los
árboles eran tan grandes y crecían tan juntos uno
de otro que sus ramas se unían por sobre el
sendero amarillo. Aquello estaba muy oscuro,
pues las hojas impedían el paso de la luz del día,
pero los viajeros siguieron adelante sin temor,
internándose en el bosque.
—Si el camino entra allí, por algún sitio ha de
salir —dijo el Espantapájaros—, y como la
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