Page 44 - mago de oz
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—En verdad que es un hombre —declaró el otro,
y yo estuve de acuerdo con él.
—El granjero me llevó entonces al sembrado y me
puso sobre ese poste donde me encontraste, luego
de lo cual se fueron ambos, dejándome solo.
No me agradó que me abandonaran así, de modo
que traté de seguirlos; pero mis pies no tocaban el
suelo y tuve que quedarme colgado del poste.
Realmente, era una vida muy solitaria, ya que no
tenía nada en que pensar, porque hacía tan poco
que me habían hecho. Muchos cuervos y otras
aves llegaron volando al sembrado; pero no bien
me veían se alejaban de nuevo, creyendo que yo
era un Munchkin, lo cual me agradó y me hizo
sentir muy importante. Después, un viejo cuervo
se fue acercando poco a poco y, luego de
observarme con gran atención, se posó sobre mi
hombro y dijo:
—¿Habrá querido ese granjero engañarme de
manera tan torpe? Cualquier cuervo con un poco
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