Page 76 - mago de oz
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niña se acostó a dormir, lo cual la mantuvo
abrigada y cómoda hasta la mañana.
Al amanecer, Dorothy se lavó la cara con el
agua de un arroyo cantarino y poco después
partieron de nuevo hacia la Ciudad Esmeralda.
El día iba a ser muy ajetreado para los viajeros.
No habían caminado más de una hora cuando
vieron ante ellos una gran zanja que cruzaba el
camino y parecía dividir el bosque en dos partes
hasta donde la vista alcanzaba. Era muy ancha y
cuando se acercaron cautelosamente hasta el
borde, observaron su gran profundidad y las
numerosas piedras afiladas que salpicaban el
fondo. Sus costados eran tan empinados que
ninguno de ellos podría deslizarse hasta abajo o
subir de nuevo por la parte opuesta, y por el
momento pareció que allí iba a terminar el viaje.
—¿Qué hacemos ahora? —suspiró Dorothy.
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