Page 103 - Manolito Gafotas
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Yo  estaba  muy  contento  porque  ya  quedaba  mucho  menos  para  que  se
      acabara la escuela y la despiadada sita Asunción desaparecería por unos meses.
      Llegarían los meses de verano y mi abuelo, el Imbécil y yo nos bajaríamos al
      parque  hasta  que  se  hiciera  de  noche,  sin  chaqueta,  sin  abrigo,  sin  nada.  Las
      madres nos llamarían por las terrazas cuando las salchichas estuvieran hechas y
      todo el mundo en mi barrio se acostaría mucho más tarde. Molaba cien kilos que
      llegara el verano.
        Mi abuelo me señaló el sol tan rojo a punto de desaparecer detrás del árbol
      del Ahorcado. Mi abuelo dice que el suelo de Carabanchel es horroroso, pero que
      el cielo es de los más bonitos del mundo, tan bonito como las pirámides de Egipto
      o el rascacielos de King Kong. Es la octava maravilla del mundo mundial.
        Todo estaba tan quieto como en una película que echaron en la tele en la que
      un  abuelo  y  un  niño  se  quedaban  los  últimos  en  el  cementerio  después  del
      entierro de uno que era negro. Pero esto era mucho mejor porque en la película
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