Page 231 - Frankenstein
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todavía gracias a esta semejanza. Satanás tenía
   al  menos  compañeros,  otros  demonios  que  lo
   admiraban y animaban. Pero yo estoy solo y
   todos me desprecian.
     Estas eran las reflexiones que me hacía duran-
   te las horas de soledad y desesperación. Pero
   cuando veía las virtudes de mis vecinos, su ca-
   rácter amable y bondadoso, me decía a mí
   mismo que cuando supieran la admiración que
   sentía por ellos se apiadarían de mí y disculpa-
   rían mi deformidad. ¿Podían cerrarle la puerta
   a alguien, por monstruoso que fuera, que pedía
   su amistad y compasión? Decidí al menos no
   desesperar, sino prepararme para un encuentro
   con ellos, del cual dependería mi destino. Re-
   trasé aún unos meses esta tentativa, pues la
   importancia que para mí tenía el que resultara
   un éxito me llenaba de temor ante el posible
   fracaso.
     Además, mis conocimientos se ampliaban
   tanto con la experiencia diaria, que prefería
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