Page 333 - Frankenstein
P. 333
rostro demostraba todos los defectos que a me-
nudo caracterizan a esas personas. Tenía las
facciones duras y toscas como aquellos que se
han acostumbrado a ver la miseria sin conmo-
verse. Su tono de voz denotaba una total indife-
rencia; me habló en inglés, y me pareció reco-
nocerla como la que había oído durante mi en-
fermedad.
¿Está usted mejor? ––me preguntó.
––Creo que sí ––le contesté débilmente
en inglés––. Pero si todo esto es cierto, si no es
una pesadilla, lamento volver a la vida para
sufrir esta angustia y este horror.
––Si se refiere a lo del hombre que asesinó ––
continuó la anciana––, creo que sí, que más le
valdría haber muerto, pues no tendrán ninguna
compasión con usted. Lo ahorcarán cuando
lleguen las próximas sesiones. Pero eso no es
asunto mío. Me han encargado de cuidarlo y
sanarlo, y tengo la conciencia tranquila porque
he cumplido con mi obligación. ¡Ojalá todos
hicieran lo mismo!