Page 420 - Frankenstein
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ca sed de venganza hasta este extremo, Frankenstein
seguiría vivo.
––¿Imagina me, respondió la infernal criatura––
que era insensible al dolor y al remordimiento? El––
continuó, señalando el cadáver—, él no ha sufrido
nada con la consumación del hecho; no ha sufrido ni
la milésima parte de angustia que yo durante el dis-
tendido proceso. Me impulsaba un terrible egoísmo,
a la par que el remordimiento me torturaba el cora-
zón. ¿Piensa que los estertores de Clerval eran músi-
ca para mí? Tenía el corazón sensible al amor y la
ternura; y cuando mis desgracias me empujaron
hacia el odio y la maldad, no soporté la violencia del
cambio sin sufrir lo que usted jamás podrá imaginar.
»Tras la muerte de Clerval regresé a Suma con el
corazón destrozado. Sentía compasión por Frankens-
tein,y mi piedad se fue tornando en horror, hasta tal
punto que me aborrecía a mí mismo. Pero al descu-
brir que él, el autor de mi existencia a la vez que de
mis atroces desdichas, se atrevía a esperar la felici-
dad; que, mientras por su culpa se acumulaban sobre
mí tormentos y aflicciones, él buscaba la satisfacción
de sus sentimientos y pasiones, satisfacción que a mí