Page 424 - Frankenstein
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ted a Félix, que arrojó de su casa, asqueado, a su
amigo? ¿Por qué no maldice al campesino que inten-
tó matar a quien acababa de salvar a su hija? Pero
estos son seres virtuosos y puros. Yo, el infeliz, el
proscrito, soy el aborto, creado para que lo pateen, lo
golpeen, lo rechacen. Incluso ahora me arde la sangre
bajo el recuerdo de esta injusticia.
»Pero es cierto que soy despreciable. He asesinado
lo hermoso y lo indefenso; he estrangulado a inocen-
tes mientras dormían, y he oprimido con mis manos
la garganta de alguien que jamás me había dañado,
ni a mí ni a ningún otro ser. He llevado a la desgra-
cia a mi creador, ejemplo escogido de todo cuanto
hay digno de amor y admiración entre los hombres;
lo he perseguido hasta convertirlo en esta ruina. Ahí
yace, pálido y entumecido por la muerte. Usted me
odia; pero su repulsión no puede igualar la que yo
siento por mí mismo. Contemplo las manos con las
que he llevado esto a cabo; pienso en el corazón que
concibió su ruina, y ansío que llegue el momento en
que pueda mirarme a mí mismo, y mis remordimien-
tos no torturen más mi corazón.