Page 43 - Frankenstein
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Siento placer al evocar mi infancia, antes de
que la desgracia me empañara la mente y cam-
biara esta alegre visión de utilidad universal
por tristes y mezquinas reflexiones personales.
Pero al esbozar el cuadro de mi niñez, no debo
omitir aquellos acontecimientos que me lleva-
ron, con paso inconsciente, a mi ulterior infor-
tunio. Cuando quiero explicarme a mí mismo el
origen de aquella pasión que posteriormente
regiría mi destino, veo que arranca, como ria-
chuelo de montaña, de fuentes poco nobles y
casi olvidadas, engrosándose poco a poco hasta
que se convierte en el torrente que ha arrasado
todas mis esperanzas y alegrías.
La filosofía natural es lo que ha forjado mi
destino. Deseo, pues, en esta narración explicar
las causas que me llevaron a la predilección por
esa ciencia. Cuando tenía trece años fui de ex-
cursión con mi familia a un balneario que hay
cerca de Thonon. La inclemencia del tiempo nos
obligó a permanecer todo un día encerrados en
la posada, y allí, casualmente, encontré un vo-