Page 20 - Cohete
P. 20

—Debe           tener        un        temperamento
             verdaderamente  romántico,  pues llora  cuando

             no hay por qué llorar —dijo la rueda.

               Y  lanzando  un  profundo  suspiro,  se  puso  a

             pensar en la caja de madera.

                Pero la candela romana y la bengala estaban
             indignadas. Gritaban con toda su fuerza:


               —¡Pamplinas! ¡Pamplinas!

                Eran  muy  prácticas,  y  cuando se  oponían  a
             algo lo denominaban pamplinas.


               Entonces  apareció  la  luna  como  un  soberbio
             escudo  de  plata y  las  estrellas  comenzaron  a

             brillar  y  llegaron  al  palacio  los sones de una
             música.

               El  príncipe  y  la  princesa  dirigían  el  baile.

             Bailaban  tan  bien  que  los  pequeños  lirios
             blancos  echaban  un  vistazo  por la ventana

             contemplándolos, y las grandes amapolas rojas
             movían la cabeza, llevando el compás.








            19

                                http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx
   15   16   17   18   19   20   21   22   23   24   25