Page 122 - Coleccion d elibros de lectura
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—¿Qué deseas esta vez? —preguntó la rana.
                   —Mi padre nos ha dicho que debemos encontrar a la
               novia más hermosa.
                   —Yo puedo ser tu novia —dijo la rana—. ¿Te casarías
               conmigo, Juan?
                      Juan se sorprendió mucho de la pregunta. Aunque
               no podía decir que la rana era hermosa, ni mucho menos,
               ciertamente había sido buena con él, y le contestó:
                   —Sí, me casaré contigo.
                   —Bien —dijo la rana—. Me meteré en la nuez y tú

               la abrirás cuando sea necesario. Y así lo hizo.
















                                         Juan regresó al palacio y tuvo que esperar dos semanas
                                     a que llegaran sus hermanos. Habían encontrado en dos

                                     pueblos alejados a dos rollizas campesinas y regresaban
                                     muy contentos: “Juan Bobo no podrá encontrar una
                                     hermosa novia. ¡Jamás!”, pensaban.
                                         El padre llamó a los tres y les pidió que le presentaran
                                     a sus novias. Los mayores llevaron a sus gordas
                                     campesinas para que el rey las contemplara. El rey las
                                     miró y luego alzó la vista.









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