Page 263 - La Ilíada
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trabajan y muchos padecen grandes males, de igual modo Aquiles causaba a
los troyanos fatigas y daños.
526 El anciano Príamo estaba en la sagrada torre; y, como viera al ingente
Aquiles, y a los troyanos puestos en confusión, huyendo espantados y sin
fuerzas para resistirle, empezó a gemir y bajó de aquélla para exhortar a los
ínclitos varones que custodiaban las puertas de la muralla:
531 Abrid las puertas y sujetadlas con la mano hasta que lleguen a la
ciudad los guerreros que huyen espantados. Aquiles es quien los estrecha y
pone en desorden, y temo que han de ocurrir desgracias. Mas, tan pronto como
aquéllos respiren, refugiados dentro del muro, entornad las hojas fuertemente
unidas; pues estoy con miedo de que ese hombre funesto entre por el muro.
537 Así dijo. Abrieron las puertas, quitando los cerrojos, y a esto se debió
la salvación de las tropas. Apolo saltó fuera del muro para librar de la ruina a
los troyanos. Éstos, acosados por la sed y llenos de polvo, huían por el campo
en derechura a la ciudad y su alta muralla. Y Aquiles los perseguía
impetuosamente con la lanza, teniendo el corazón poseído de violenta rabia y
deseando alcanzar gloria.
544 Entonces los aqueos hubieran tomado a Troya, la de altas puertas, si
Febo Apolo no hubiese incitado al divino Agenor, hijo ilustre y valiente de
Anténor, a esperar a Aquiles. El dios infundióle audacia en el corazón, y, para
apartar de él a las crueles Parcas, se quedó a su lado, recostado en una encina y
cubierto de espesa niebla. Cuando Agenor vio llegar a Aquiles, asolador de
ciudades, se detuvo, y en su agitado corazón vacilaba sobre el partido que
debería tomar. Y gimiendo, a su magnánimo espíritu le decía:
553 —¡Ay de mí! Si huyo del valiente Aquiles por donde los demás corren
espantados y en desorden, me cogerá también y me matará sin que me pueda
defender. Si dejando que éstos sean derrotados por el Pelida Aquiles, me fuese
por la llanura troyana, lejos del muro, hasta llegar a los bosques del Ida, y me
escondiera en los matorrales, podría volver a Ilio por la tarde, después de
tomar un baño en el río para refrescarme y quitarme el sudor. Mas ¿por qué en
tales cosas me hace pensar el corazón? No sea que aquél advierta que me alejo
de la ciudad por la llanura, y persiguiéndome con ligera planta me dé alcance;
y ya no podré evitar la muerte y las Parcas, porque Aquiles es el más fuerte de
todos los hombres. Y si delante de la ciudad le salgo al encuentro…
Vulnerable es su cuerpo por el agudo bronce, hay en él una sola alma y dicen
los hombres que el héroe es mortal; pero Zeus Cronida le da gloria.
571 Esto, pues, se decía; y, encogiéndose, aguardó a Aquiles, porque su
corazón esforzado estaba impaciente por luchar y combatir. Como la pantera,
cuando oye el ladrido de los perros, sale de la poblada selva y va al encuentro
del cazador, sin que arrebaten su ánimo ni el miedo ni el espanto, y si aquél se