Page 110 - Matilda
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atrevéis a sugerir una cosa así? ¡Hable, señorita Honey! ¡Usted debe de haber
      visto todo! ¿Quién ha volcado mi vaso de agua?








        —No ha sido ninguno de los niños, señorita Trunchbull —respondió la señorita
      Honey—. Puedo asegurarle que durante el tiempo que ha estado usted aquí no se
      ha movido nadie de su pupitre, excepto Nigel, y éste no se ha movido del rincón.
        La señorita Trunchbull miró airadamente a la señorita Honey. Ésta aguantó su
      mirada sin pestañear.
        —Le estoy diciendo la verdad, señora directora —dijo—. Debe de haberlo
      volcado usted sin darse cuenta. Eso puede pasar fácilmente.
        —¡Estoy  harta  de  vosotros,  enanos  inútiles!  —gritó  la  Trunchbull—.  ¡Me
      niego a perder mi valioso tiempo aquí! —y, diciendo esto, salió marcialmente de
      la clase, dando un portazo.
        En el estupefacto silencio que siguió, la señorita Honey se dirigió a la parte
      delantera de la clase y se quedó de pie tras su mesa.
        —¡Uy! —dijo—. Creo que hemos tenido bastante por hoy, ¿no? La clase ha
      terminado.  Podéis  iros  al  patio  y  esperar  a  que  vengan  vuestros  padres  a
      recogeros.
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