gustaría venir a merendar conmigo a mi casa? —preguntó.
—¡Oh, sí! Me encantaría —dijo Matilda.
—Está bien. Recoge tus cosas y yo me reuniré contigo fuera, dentro de un
par de minutos.
—No le contará a nadie lo que… lo que he hecho, ¿no, señorita Honey?
—No se me ocurriría —dijo la señorita Honey.