Page 117 - Matilda
P. 117

—Cálmate, chica, cálmate —dijo la señorita Honey—. No nos precipitemos.
        —Pero usted cree que es interesante, ¿no, señorita Honey?
        —Claro  que  es  interesante  —dijo  la  señorita  Honey—.  Es  más  que
      interesante.  Pero,  a  partir  de  ahora,  tenemos  que  andar  con  mucho  cuidado,
      Matilda.
        —¿Por qué tenemos que andar con cuidado, señorita Honey?
        —Porque estamos jugando con fuerzas misteriosas, de las que no conocemos
      nada. No creo que sean fuerzas malignas. Puede que sean buenas. Puede que
      sean, incluso, divinas. Pero, lo sean o no, vamos a manejarlas con cuidado.
        Eran  palabras  sensatas  de  una  persona  sensata,  pero  Matilda  estaba
      demasiado emocionada para verlo de la misma forma.
        —No veo por qué hemos de tener tanto cuidado —dijo, sin dejar de brincar.
        —Estoy intentando explicarte —dijo pacientemente la señorita Honey— que
      nos  enfrentamos  con  lo  desconocido.  Es  una  cosa  inexplicable.  La  palabra
      apropiada para ello es fenómeno. Es un fenómeno.
        —¿Soy yo un fenómeno? —preguntó Matilda.
        —Es muy posible que lo seas —respondió la señorita Honey—, pero yo, en tu
      lugar, no pensaría de momento que se trata de algo especial. Lo que pienso que
      podíamos hacer es estudiar un poco más este fenómeno, sólo nosotras dos, pero
      tomándonos las cosas con calma todo el tiempo.
        —¿Entonces quiere usted que haga algo más, señorita Honey?
        —Eso  es  lo  que  estoy  tentada  de  proponerte  —dijo  precavidamente  la
      señorita Honey.
   112   113   114   115   116   117   118   119   120   121   122