Page 19 - REVISTA DEFENSOR DEL CONTRIBUYENTE
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  INTERNACIONA L
   Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador
 Las razones para
postergar esta reforma son diversas y algunas
se asocian a factores
como el desempeño de la economía, las perspectivas macroeconómicas, el entorno internacional, entre otros. Sin embargo, la realidad es que uno
de los elementos más poderosos para aplazar esta decisión es el
factor político.
Nadie quiere que suban los impuestos (ni las personas físicas, ni las empresas), y esto es así
en México y en cualquier otra parte del mundo. La diferencia radica en que en algunos países los beneficios derivados del pago de impuestos son tangibles (por ejemplo,
en servicios de salud, educación y seguridad). En otros, estos beneficios son poco visibles e incluso existe la percepción de que una parte de los ingresos se destina a alimentar la corrupción. En este sentido, el aumento de los gravámenes suele traducirse en descontento
por parte de la ciudadanía y en enojo hacia la clase política. Por esta razón,
las aspiraciones de los políticos e intereses partidistas llevan a los gobiernos a agotar prácticamente cualquier opción, antes de aumentar impuestos.
En México, esta inercia parece haber llegado a su límite. El Gobierno actual ha agotado la mayoría de los fondos y reservas de las que hubiera podido usar para financiar el gasto, el cual incluye las grandes obras de infraestructura
y el financiamiento de
los programas sociales insignia del Presidente López Obrador. De esta forma, resulta muy complicado que la siguiente administración salga a flote sin realizar una reforma fiscal de fondo. El objetivo no podría ser tan ambicioso como alcanzar los niveles de recaudación de otras naciones pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), pues
la diferencia incluso con el promedio de estos países es sustancial (alrededor de 15 puntos porcentuales). Una meta más real consistiría en aumentar dichos recursos a un
nivel en el que se pudiera financiar adecuadamente las necesidades de gasto, sin necesidad de seguir adelgazando desmedida
y erráticamente el presupuesto para la operación gubernamental, o incluso recurriendo a un aumento de la deuda.
Las medidas en materia fiscal que se han discutido al pasar de los años
son cuantiosas. No obstante, la elección de éstas dependerá de los fines específicos que el gobierno busque alcanzar. Algunos de los objetivos más comunes en este
tipo de planteamientos son: aumentar la recaudación, mejorar el cobro y administración
de los impuestos, mayor progresividad del esquema tributario, reducir la desigualdad, combatir
la evasión, aumentar
la competitividad, incrementar las potestades en el ámbito subnacional, entre otras. En función de los fines seleccionados,
se eligen las medidas que puedan arrojar los
mejores resultados. Algunas de las propuestas planteadas llevan ya
varios años en el tintero, como la eliminación de la tasa cero en alimentos y medicinas. Otras buscan incrementar y mejorar la recaudación del impuesto predial, así como eliminar el subsidio a las gasolinas y las renuncias recaudatorias poco eficientes. No obstante, con el paso de los años han surgido otras propuestas, por ejemplo, para crear impuestos a la riqueza o impuestos
a las herencias.
Lo que sobran son opciones, sin embargo, en México se requiere adoptar medidas que atiendan los diferentes problemas que tiene el país, dejando a
un lado la politización del proyecto fiscal.
Reforma en México
Desde hace décadas, diferentes actores se han manifestado a favor de una reforma fiscal integral para México. A pesar de ello, varias administraciones han dejado en el olvido
el cúmulo de propuestas que han realizado organismos internacionales y académicos.
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