Page 213 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  Recientemente Patricia Matte cumplió 77 años y, aunque tiene 15 nietos e incluso bisnietos, no se siente jubilada. El hambre por aprender, conocer y hacer siguen presentes en su vida.
Hoy, además del participar en el Directorio de la SIP, inició un emprendimiento agrícola, un proyecto olivícola en la hacienda familiar de Agua Amarilla, que ha pertenecido a su familia desde hace 50 años y que durante mucho tiempo se dedicó a la producción de ovejas de lana merino, pero que con el tiempo fue perdiendo productividad. Hoy día gracias a su incursión el fundo está ofreciéndolo al mercado aceite ultra Premium.
A estas alturas de la vida no le cabe ninguna duda de que su padre tenía mucha razón, cuando a los 15 años les dijo a ella y a su hermano: “Ustedes deben tener conciencia de que somos parte de un mundo privilegiado, al cual sólo el uno por ciento del mundo accede”. Además les hizo ver el potencial de Chile para realizar todo tipo de sueños.
Fue algo que la marcó de por vida y que sin lugar a dudas la obligó a responsabilizarse por ese privilegio, dentro del que se incluye su fortuna material y algo tal vez más importante que eso, otro tipo de riqueza, una formación muy completa que recibió de muy niña, que le dio una seguridad con la que pudo enfrentar la vida y sus retos. “Es lo que me dice siempre mi marido, que tengo tanta seguridad en mí misma que me falta la autocrítica”.
Es que de no haber tenido la seguridad que la acompañó durante toda su vida, mucho de lo que se atrevió a llevar a cabo habría sido, probablemente, imposible. Su padre, 17 años mayor que su madre, fue su eterno enamorado. Él muy liberal, “típico de los Matte, muy abiertos”, y ella, muy conservadora, de familia de agricultores, de una religiosidad profunda y muy creyente. “Fue un matrimonio muy feliz, tanto, que poco a poco mi padre fue tomando muchas de sus características. Mi mamá tenía la fe de carbonero, pero mi padre era más crítico, como yo”, pese a que en 2004 Patricia Matte ingresó al movimiento católico Legionarios de Cristo porque, aunque no siempre concurre seguido a misa, “siempre he necesitado de la ayuda divina”, dice.
Su liderazgo en la SIP ha sido un liderazgo callado, pero persistente, de 30 años, muy femenino y conciliador. Pero también valiente, porque cuando ha tenido que salir a la palestra a defender su sistema y sus métodos lo ha hecho de manera abierta e informada. Pero sobre todo ha sido un ejemplo de meritocracia dentro de la élite, y en ese sentido ha pertenecido a dos elites, la del mérito, a la que ascendió por su propio esfuerzo, habilidades y condiciones, y la de la herencia.
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