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Importancia cultural del espacio arquitectónico El Buen Tono
La fábrica de cigarros El Buen Tono, ubicada en Celaya, Guanajuato. Es un conjunto
arquitectónico construido originalmente para alojar una destilería, conocida como La
Internacional. Pero fue en 1929, que el espacio fue rehabilitado para establecer a la
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cigarrera El Buen Tono, conformada por un área aproximada de 14 mil m .
Su significado cultural se acentúa en el discurso arquitectónico, su historia, su
composición geométrica, sus materiales y su sistema constructivo. Así como en sus
cualidades estilísticas: ventanales altos con arcos de medio punto, frontones mixtilíneos,
uso de diferentes aparejos de tabique rojo en fachadas, que sobresalen en los arcos de
medio punto, pilastras, capiteles, cornisas y frontones; otro aspecto a destacar es la
presencia de una armadura de acero. El espacio resulta importante como documento
histórico pues su historia de vida, inicia entre finales del siglo XIX y principios del XX que
corresponde a su construcción. Sin embargo, surge durante el periodo de transición entre
la época del régimen Porfirista a la etapa constitucionalista. Además de ser una industria
que sobrevivió a los cambios convulsos generados por la Revolución Mexicana y a las
Batallas de Celaya. Su inauguración también se da en un momento complicado en el
ámbito económico como lo fue la depresión de 1929 y la conformación del proyecto
Nacionalista, momento importante de cambio en el modelo arquitectónico en México.
El inmueble materializa un momento histórico, tecnológico, un espacio de producción de
finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Además, los aspectos físicos y formales
poseen un lenguaje estético y funcional, en donde se observa el uso de los materiales en
relación al espacio y al momento histórico, el uso del acero destacó durante el siglo XIX
principalmente en Europa y los Estados Unidos y posteriormente se implementó en
México. Con la revolución industrial se generó un impacto tecnológico, social, económico
y nuevas formas de producción. Esto modificó la forma de construir, pasando de los
cánones clásicos, al uso de nuevos materiales y técnica, como lo fue el acero, exaltando
la estética de la máquina. Entre las construcciones importantes con dicho material
destaca el Palacio de Cristal de 1851, la Torre Eiffel en 1889 y objetos mostrados en las
exposiciones universales. Estos íconos marcaron un cambio arquitectónico del estilo
clásico hacia la tendencia industrial, lo cual generó críticas. Se señalaba la fealdad o lo
anti estética que representaba el acero expuesto, pues la arquitectura era hecha con