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elementos formales clásicos, con esterotomía y una composición más “armoniosa”, John
Ruskin mencionó que:
[...] La verdadera arquitectura no admite hierro como material constructivo, y que
este tipo de obras. Como el chapitel central de la catedral de Ruán, hecho de hierro
fundido, o las techumbres y pilares de nuestras estaciones de ferrocarril y de algunas
iglesias, no son arquitectura en absoluto.
Sin embargo, es evidente que los metales pueden y a veces deben participar, en cierta
medida, en la construcción, como los clavos en la arquitectura de madera y- por ende,
tan legítimamente- los roblones y las soldaduras en la piedra [...], los metales pueden
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ser empleados como un cemento, no como un soporte.
En este sentido el edificio de El Buen Tono es importante por el discurso arquitectónico,
sus huellas de uso y la información material que contiene. El acero es sólo una parte
importante del espacio, al ser un material que fue parteaguas durante el siglo
decimonónico “[…] cualquier intervención precisa de una rigurosa investigación,
documentación y análisis históricos previos. [...] Requiere de una meticulosa evaluación
del sitio, que incluya todos los elementos que contribuyen a asegurar el mantenimiento
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de sus características y su significado” . La identificación y correcta lectura del edificio es
indispensable para lograr conservar sus valores inherentes, además de lograr plantear
una metodología de restauración que permita prolongar la vida del vestigio histórico y de
cada uno de los materiales que lo conforman. El acero es una parte del edificio, en donde
sus cualidades físicas se pueden potencializar a través de una restauración científica e
integral, “el valor de un edifico histórico no reside sólo en la apariencia de sus elementos
individuales, sino también en la integridad de todos sus componentes, considerados
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como un producto único de la tecnología constructiva específica de su tiempo y lugar.”
Por ello, resignificar dicho espacio arquitectónico implica no sólo reconocer sus
elementos constructivos si no, reinsertarlo a una nueva habitabilidad y funcionalismo
como parte de una sociedad “Vitrubio Polión definió ya la arquitectura con estas tres
palabras: <<Solidez, comodidad, belleza>>. La arquitectura nos ofrece la mejor base para
el funcionalismo, considerado como la reunión de diversas partes en vistas a constituir
1 John Ruskin, Las siete lámparas de la arquitectura, México, Coyoacán, 2018, pág. 44
2 Criterios de conservación del patrimonio arquitectónico del siglo XX, Documento de Madrid 2011, pág.2
3 Recomendaciones para el análisis, conservación y restauración estructural del patrimonio arquitectónico, ICOMOS, 2004, pág. 5