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2020, CDMX







               *FUNDAMENTO TEÓRICO DE LA RESTAURACIÓN DE LA ANTIGUA GARITA DE AMATLÁN


                     Lo que antiguamente se conocía como la Garita de Amatlán en Puebla de los Ángeles, el día

               de hoy es un mutante con heridas y prótesis, mientras que el tiempo, el ambiente y el abandono

               la consumen como una enfermedad progresiva, entonces, ¿qué valor tiene para el humano este
               inmueble?, ¿por qué se debería restaurar?


                     Partiendo de los valores de Riegl, sin duda hay algunos que son obvios a la vista, como es el

               caso del valor de antigüedad, que se percibe desde el momento en que se observa la fachada

               derruida y la torre de vigilancia, manifestándose como un espacio ajeno a la contemporaneidad
               que llama a la vista de los que se detienen para admirar sus muros pesados de mampostería y un

               aroma envolvente característico de lo vetusto. El segundo valor evidente es el valor histórico,

               siendo este inmueble un monumento histórico por determinación de Ley y el vestigio de lo que

               alguna vez sirvió como una extensión de la aduana en Puebla de los Ángeles que lo convierten en
               un documento que sobrevive al paso de los años. Como tercer valor, el valor artístico relativo de

               esta  obra  se  expresa  en  su  vejez,  en  lo  pintoresco  de  su  apariencia,  la  materialidad  de  su

               estructura, las escenas de vidas antañas o el derrame de luz en las puertas... esas características

               sencillas y cargadas de simbolismo que hacen que se aprecie de manera superior las obras de
               épocas pasadas que las contemporáneas.


                     Por otro lado, de las once garitas que existían a finales del siglo XIX, la antigua garita de

               Amatlán es una de las dos que perduran actualmente en la ciudad de Puebla, de tal forma que

               posee un valor de unicidad que aunque no pertenece a las clases de valores de Riegl, representa
               una de las características más apreciadas por el ser humano, un buen ejemplo analógico de esto

               sería la diferencia entre un automóvil de una línea comercial que se fabrica en serie y el automóvil

               de edición limitada del cual solo se fabrican algunos ejemplares. Ahora bien, si la originalidad de
               un monumento arquitectónico es determinada por su estado primigenio, el inmueble en cuestión






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