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“En todo amar y servir”.
San Ignacio de Loyola
Creo que para ser totalmente honesta nunca encontraré las palabras perfectas para expresar en este corto y
sustancioso texto todo lo que piensa mi mente y todo lo que siente mi alma al ver culminada la etapa más
grandiosa de mi vida, se me llena por completo el corazón de este extraño sentimiento al cual le solemos
llamar nostalgia, ya que con una gran sonrisa en mi rostro y a la vez lágrimas en mis ojos, miro pasar rápida-
mente en retrospectiva mi vida en el colegio y me doy cuenta de que a su modo… todo fue perfecto, en este
punto solo tengo palabras de agradecimiento a las dulces caras de mi familia que siempre me apoyaron y
motivaron a seguir adelante, en especial mamá, papá, hermano y hermana, gracias a mis amigos porque
tienen la facilidad de siempre sacarme una auténtica sonrisa por más devastada que esté y por esos consejos
que solo ellos saben dar, especialmente gracias a esos pequeños grupos de amigos como lo son “Aguar… pal
chofer” y a “apocalipsis” que me hicieron percatarme de que las amistades reales pueden trascender a un
amor incondicional e indescriptible que le dan la tranquilidad a uno de saber que todavía existen personas en
la vida que se vuelven como una familia, a ellos y a algunos otros del grado, incluso amigos de otras promocio-
nes puedo decir con total seguridad que los amo, gracias a todos los profesores que con mucho esfuerzo y
paciencia nos enseñaron cada día e hicieron de nosotros personas llenas de conocimiento, conscientes,
cultas y sobre todo mejores para la sociedad; pero especialmente gracias a profesores como Gracia y Muñe
que marcan la diferencia en el día a día al hacer que uno quiera despertar para ir a estas clases que lo enrique-
cen a uno de tanto aprendizaje y sabiduría, porque más que una simple clase ellos se encargaron de llegar al
corazón de cada estudiante, gracias a todos los compañeros que hicieron conmigo este recorrido de 14 años
en la etapa más grandioso de mi vida, todos los días los veía y me hacían sentir como en mi segundo hogar, y
por último, quiero agradecer a todas esas experiencias que me brindó el colegio que marcaron mi vida por
completo como Delimi, Lifoli, SJR, Curso, Campamento Misión, Fas, Encuentros con Cristo, competencias de
baile, y días que se celebrábamos en el colegio. Sé que no todo fue “color de rosa”, claro que hubo momentos
en los cuales me sentía frustrada por evaluaciones perdidas, asustada por exposiciones demandantes,
aburrida por las exigentes madrugadas, angustiada por tareas largas y triste por una mezcla de todas estas;
pero si de algo estoy segura es de que también estoy agradecida por todos esos momentos, ya que me
convirtieron en la persona que soy ahora, la cual busca cada día ser su mejor versión.
Espero que todos logren encontrar su felicidad y cumplir sus sueños, juro que no los olvidaré nunca y que
siempre los llevaré en el alma.