Page 149 - anuario-1
P. 149

Parece que fue ayer, cuando llegué al colegio a mi primer día de prejardín, mi mama me
                                                     dijo que iba a ir al baño pero nunca volvió; parece que fue ayer, cuando estábamos
                                                     jugando en la casa de muñecas y sacábamos sin permiso los triciclos en el descanso
                                                     para hacer carreras con nuestros amigos; parece que fue ayer, cuando entramos por esa
                                                     gran puerta del colegio san Ignacio de mayores, expectantes y llenos de intriga, locos por
                                                     saber con qué amigos nos había tocado en el salón o quién iba a ser nuestro acompa-
                                                     ñante este último año; parece que fue ayer, cuando no pasaba una sola semana en la
                                                     que no me ganara una falta o en la que Genoy no me llamara a su oficina; parece que fue
                                                     ayer, cuando estábamos planeando todo lo de las fiestas ignacianas y yendo a los ensa-
                                                     yos de coreografías; parece que fue ayer, cuando llegábamos al colegio a las 6:30 de la
                                                     mañana y podíamos compartir con nuestro profes, amigos y compañeros. Este año ha
                                                     estado lleno de diversas emociones, en algunos momentos ha predominado la tristeza,
                                                     en otros la angustia, la expectativa; pero también la felicidad, el orgullo y la satisfacción,
                                                     todo esto me ha hecho pensar mucho y me ha abierto un poco los ojos y me ha llevado
                                                     a entender que sin ciertas personas todo esto no hubiera sido posible, por eso les quiero
                                                     agradecer a mi padre, a mis abuelos, a mis tíos y tías, a mis primos, profes, amigos y a la
                                                     persona más importante, mi madre. Cada uno de ellos ha sido una pieza fundamental en
                                                     mi crecimiento como persona, han sido un apoyo incondicional necesario en muchos
                                                     momentos,  han  sido mentores  y  profesores  de  vida,  los  cuales  me  han  enseñado  a
                                                     respetar, a ser humilde, a ser responsable, a ser un caballero, y aunque muchas veces
                                                     tuvo que ser a la fuerza, como cuando mi mamá casi me deja estéril a los 7 años, o
                                                     cuando mi abuelo tomaba el rol de padre y me regañaba porque hacía pataletas porque
                                                     sí, porque no y por si de pronto, siempre han estado ahí para guiarme y enseñarme el
                                                     valor y los valores de la vida.
   144   145   146   147   148   149   150   151   152   153   154