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Fracasados y optimistas
Caparrós en Argentina. Palabras del escritor y periodista al recibir el Doctorado Honoris
Causa en la Universidad de Buenos Aires (UBA)
I Parte
oy un cobarde. una pelea donde enseñar –y aprender– era lo menos impor-
Huí de mi fracaso, de nuestro fracaso. Llevo más
IDIOMA de 12 años sin vivir en mi supuesto país, la Argenti- tante. Recuerdo la historia de las luchas por la liberación
y las luchas por la liberación de la historia y la liberación
Turistificación, neologismo válido Sna, ni en mi innegable ciudad, Buenos Aires. Llevo de la historia por las luchas, todo eso en el 74, y recuerdo el
más de 12 años de fuga sostenida y, sobre todo desde que idioma nacional, la geografía nacional, la historia nacional
me fugo sobre ruedas, he recibido unos pocos premios. Los en el 75. Pero les voy a contar un ex secreto: yo encontré mi
El sustantivo turistificación es un término bien formado con el que se alu-
de tanto a la masificación turística como a su impacto en el tejido comer- agradecí con poemas, canciones y otras panderetas: con todo nombre en la UBA. Durante toda mi infancia y adolescencia
cial y social de determinados barrios o ciudades. el humor posible para tratar de decir señores, esto no es yo me llamaba mopi o, en la escuela, Caparrós. Pero en 1974,
En la prensa se pueden encontrar frases como «La turistificación que in- exactamente para mí, riámosnos y divirtámosnos juntos. En cuando entré en aquella facultad con el curioso propósito
cide de manera depredadora en los precios de la vivienda y en la configu- este caso me parece que no puedo hacer lo mismo: aquellos de estudiar historia, no podía presentarme como mopi y mi
ración comercial» o «Numerosas organizaciones y colectivos estuvieron premios apenas si se rozaban con mi vida; en cambio este primer nombre, Antonio, ya estaba ocupado. Antonio Capa-
presentes en la manifestación contra la excesiva turistificación de Barce- doctorado se enreda con ella desde siempre. rrós, mi padre, había recuperado su cátedra y era bastante
lona». Para empezar, por algo muy íntimo, muy tonto: mi abuelo conocido en la facultad y yo no quería tener que pasarme
Este sustantivo y el verbo turistificar, que también se emplea habitual-
mente, se refieren al impacto del turismo masivo así como al que tiene pa- tan querido, médico, siempre fue el doctor Caparrós; mi la vida aclarando que no era él, así que decidí recurrir a mi
ra el residente de un lugar el hecho de que los servicios, instalaciones y co- padre tan añorado, médico, siempre fue el doctor Caparrós. segundo nombre: Martín.
mercios pasen a orientarse y concebirse pensando más en el turista que Yo no; yo era, si acaso, hasta ahora, el Pelado Caparrós o el Después, ya yo mismo, llegó 1976 y tuve que irme de la
en el ciudadano que vive en ellos permanentemente. tarado de Caparrós o algún epíteto semejante. Esta noche facultad, de mi casa, de mi ciudad, de mi vida hasta enton-
Con este sentido, también se emplea, aunque en menor medida, la alter- ya podré sentarme con mi padre y mi abuelo en una cena de ces: en la Universidad de París me sorprendió que chicas y
nativa turistización, que tampoco cabe censurar y que se usa además pa- doctores. chicos con todo a favor no supieran ponerse a la contra, no se
ra indicar, de manera más neutra, que algo se hace más turístico, como en MI RELACIÓN CON LA UNIVERSIDAD DE BUENOS decidieran a pensar por sí mismos –y allí entendí que eso era
«Buscamos la turistización de los eventos que se celebran en la ciudad». AIRES lo más importante que había aprendido en el colegio.
Se recomienda mantener esta especialización semántica que el uso pa- Pero hay, sobre todo, algo muy tonto: mi relación con la Los ochentas fueron exilios, las primeras novelas –que,
rece apuntar entre una turistificación centrada más en el efecto, general- Universidad de Buenos Aires empezó hacia 1964, a mis 6 por supuesto, hablaban de estas cosas– y a mi vuelta
mente —aunque no solo— negativo, y una turistización más neutra, ya que o 7 años, cuando acompañaba a mi padre a empecé a dar algunas clases. A fines de esa
puede resultar muy útil en las informaciones.
buscar un sobre con su sueldo en una oficina década hacíamos, en la facultad de Cien-
de la facultad de la avenida Independencia, cias Sociales, con Nicolás Casullo, Horacio
DATA DE LA HISTORIA donde él era el Gallego, profesor de Psico- González, Ferrer, Forster, Wiñazki, Ibarlu-
14 de julio de 1789: la toma de la Bastilla logía General, y lo recibía y firmaba algo y de modestia, Principales corrientes del
cía, una materia que se llamaba, redobles
cruzábamos la avenida por el medio porque
justo enfrente había una camisería donde pensamiento contemporáneo y que yo, por si
Tradicionalmente se ha considerado que la Revolución Francesa re- él cambiaba esos billetes por tres o cuatro acaso, llamaba “Si es martes debe ser Hegel”:
presentó el fin de una era, el Antiguo Régimen, y el inicio de otra, la camisas blancas o celestes —y a mí me impre- un recorrido veloz, impresionista por los
época moderna. Cuando estalló el conflicto, en 1789, el monarca, Martín Caparrós
Luis XVI, estaba convencido de que reinaba sobre todos los france- sionaba que esa facultad se ocupara de vestir grandes pensadores de Occidente. Lo hice
ses por derecho divino, y como monarca absoluto que era no tenía la a sus maestros. dos o tres años; recuerdo que renuncié una
obligación de rendir cuentas ante nadie, y mucho menos ante el pue- Y hay, sobre todo, algo mucho más íntimo: tarde en que entendí que mi salario de ese
blo. mi relación personal con la Universidad de mes ya no llegaba a los cuatro dólares y no
A pesar de ello, el rey era un hombre afable, con una personalidad Buenos Aires empezó, si mal no lo recuerdo, el 5 de diciem- quería, me dije, ser cómplice de aquella ficción menemista
conformista e influenciable de la que pretendían sacar partido tan- bre de 1968 a eso de las nueve de la mañana, cuando crucé según la cual el Estado argentino pagaba la formación de
to sus consejeros como, en ocasiones, su esposa la reina María An- aterrado las puertas monumentales del Colegio Nacional sus jóvenes –y ni siquiera me compraba una camisa.
tonieta. para probar suerte en su examen de ingreso. Desde entonces, mi relación con la Universidad de Buenos
En 1788 se convocaron los Estados Generales, que reunieron a repre- La probé y aprobé. Entre marzo de 1969 y noviembre de Aires supo ser levemente interpósita. He dado clases y
sentantes de los tres estamentos de la sociedad, el clero, la nobleza 1973 el colegio fue mi lugar en el mundo. Más de una vez charlas en otras universidades, he sido incluso profesor en
y el pueblo llano, para debatir la compleja crisis financiera por la que
estaba atravesado el país. El pueblo empezó entonces a reclamar he dicho que, sin ese bachillerato universitario, mi vida algunas, en Europa y Estados Unidos. Pero mi hijo Juan por
que cada voto fuera individual y no por estamentos como había sido hubiera sido muy distinta –y, en general, el pudor me lleva suerte estudió aquí –Colegio Nacional, Ciencias Políticas–
hasta aquel momento. a aclarar que no sé si peor o mejor pero seguro muy distinta. y sé que algunos libros míos se leen en algunas facultades.
El monarca no dio demasiada importancia a aquella iniciativa, pero Es mentira: sé –creo saber, porque uno nunca sabe– que sin Y, a pesar de las largas ausencias, sigue siendo mi casa, el
cuando el 14 de julio de 1789 una muchedumbre encolerizada se lan- el colegio todo me habría gustado mucho menos. lugar en el que pienso cuando pienso en haber aprendido, en
zó al asalto de La Bastilla, una fortaleza real en las afueras de París De allí recuerdo hoy a Raúl Aragón, Jorge Binaghi, aprender, cuando pienso en ese lugar del que, como decía-
reconvertida en prisión, Luis XVI preguntó sorprendido: "¿Es una re- Adriana Canal Feijóo, Ariel Maudet, Abilio Bassets, entre mos, huí. Huí, fracasamos. En eso nunca nos separamos, la
vuelta?" A lo que uno de sus ministros contestó "No, Sire, es una re- tantos otros, y el microcine, el polígono de tiro, sus máuseres, Argentina y yo. Por supuesto, no son fracasos comparables:
volución".
el órgano real, el metro patrón, la biblioteca, la pileta, aque- yo he fracasado con la discreción con que puede hacerlo una
llos túneles previos a la patria. persona; la Argentina fracasó con ese estrépito con que sólo
Fueron cinco años de aprender y aprender y aprender. En un país puede hacerlo.
el colegio aprendí que intentar era mejor que no intentar, EL MITO DE ARGENTINA
pensar mejor que no pensar, querer mejor que no querer, Los datos son demasiado claros. A fines de 1968, cuando
coger mejor que no coger, y que tener la ilusión de que podías yo entraba aterrado por primera vez en el Colegio, uno de
cambiar el mundo era tanto mejor que no tenerla. Y aprendí cada 30 argentinos estaba ‘bajo la línea de pobreza’, y ahora
que el poder del poder estaba ahí para que hubiera a qué es uno de cada tres: diez veces más. Y aquella pobreza, solía
oponerse, y que saber latín era un embole y un orgullo y suponerse, era un estado transitorio hacia una situación
que saber, en general, era un embole y un orgullo y que sí, mejor, un empleo en una fábrica que permitiera hacerse una
que creaba ciertas diferencias y desigualdades y que sí, que casita, mandar a los hijos a la escuela, ganar un poco más,
muchas desigualdades eran abominables y unas pocas no ser mejor explotado, ‘progresar’.
dejaban de ser justas. El mito de la movilidad social seguía imperando, como
Acabar el colegio fue un golpe para todos: aprender que en toda sociedad inmigrante. La Argentina era un país con
las cosas se terminan. Pasé dos años más en la Universi- una clase media amplia y más o menos educada, que nos
dad de Buenos Aires, en esta facultad de Filosofía y Letras, desesperaba: un obstáculo para cualquier intento de cambio
que entonces no era esta y estaba, en esos días, hundida en revolucionario.

