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Fracasados y optimistas
Caparrós en Argentina. Palabras del escritor y periodista al recibir el Doctorado Honoris Causa en
la Universidad de Buenos Aires (UBA)
Ultima Parte
na clase media que se forjaba en la escuela pública pensada ciendo un país intensamente fracasado; su corolario, ahora, es una
como una herramienta para implantar ciertas bases sociedad donde el rencor y la crueldad son los valores victoriosos.
comunes –donde aprendíamos todos los que no éramos ni
Por eso hoy, junto con la alegría de este reencuentro, me duele
IDIOMA Udemasiado ricos ni demasiado tontos ni demasiado chupa- volver a un país donde quince millones de personas eligieron a un
Complementariedad, cirios. La diferencia argentina podía sintetizarse en sus escuelas del gritón desquiciado, un ventajero, el seguidor de un perro muerto, un
no complementaridad Estado: si lo privado siempre fue una característica de las sociedades sujeto tan desagradable y tan primario, para que los mandara. O,
peor, para que los “representara”: parece que millones y millones
latinoamericanas, Argentina era el país de lo público; ya no. Hace 50
años sólo uno de cada diez chicos iba a la escuela privada; ahora, tres de argentinos se sienten sintetizados por este señor que vocifera,
El sustantivo complementariedad, con una e después de la i, y
no complementaridad, es el adecuado para expresar la cuali- de cada diez –y sí, son los más ricos. amenaza y maltrata, este señor que no puede imaginar o soportar
dad de complementario. Hace 50 años los hospitales públicos atendían a la mayoría de la que nadie más tenga razón, este señor que ha hecho de la patota y
Sin embargo, en ocasiones puede verse en la prensa la for- población; ahora sólo atienden a los que no tienen más el desprecio sus actitudes principales, este señor
ma inadecuada: «Esta complementaridad fue reforzada en remedio. Hace 50 años el producto bruto per cápita que odia a los distintos y convoca a ultimarlos, este
2024», «Legado de integración con solidaridad y complemen- argentino era la mitad del de Estados Unidos; ahora señor que teme tanto a la cultura que la ataca por
taridad» o «Las relaciones entre ambos países están basadas es un cuarto. Hace 50 años un 10 por ciento de inflación todos los medios posibles. Yo nunca creí que mi país
en los principios esenciales de complementaridad». anual era un peligro; ahora sería un logro extraordina- tuviera tanto odio, que desbordara esta violencia
Tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas, la voz rio. Hace 50 años la Argentina tenía 40.000 kilómetros contra los más débiles, nunca creí que fuera así:
con el sentido de ‘cualidad o condición de complementario’
es complementariedad, terminada en -edad, que es la grafía de vías férreas que armaban un país; ahora no tiene siempre supuse que la Argentina era otra cosa, los
que recoge también el Diccionario de la lengua española. En 4.000 y muy pocos funcionan. Hace 50 años la Argen- argentinos otra cosa. No sé si alguna vez lo fuimos;
cambio, no son apropiadas las variantes complementaridad, tina se autoabastecía en petróleo, gas y electricidad; ahora no. Ahora, por decisión de sus grandes mayo-
acabada en -idad, ni complementareidad. ahora se endeuda para importarlos. Hace 50 años la Martín Caparrós rías, parece ser un país que se ensaña sobre todo
Así pues, los ejemplos iniciales habría que haberlos escrito Argentina fabricaba aviones y coches de diseño propio; con quienes no pueden defenderse: un país cobarde.
de esta forma: «Esta complementariedad fue reforzada en ahora desequilibra su balanza de pagos para comprar Un país que se ensaña con sus débiles y, por eso, se
2024», «Legado de integración con solidaridad y complemen- autopartes y juntarlas –y de volar ni hablar. Hace 50 años se jugaban hunde en su fracaso.
tariedad» y «Las relaciones entre ambos países están basa- partidos de fútbol y las hinchadas se gritaban cosas; ahora nadie se YO ME HAGO CARGO DEL FRACASO
das en los principios esenciales de complementariedad».
atreve a reunir a dos hinchadas en la misma cancha. Hace 50 años Yo también soy un cobarde y me hago cargo. Yo también me hago
los crímenes eran tan escasos que salían en los diarios; ahora son cargo del fracaso. Yo también fui uno de miles y miles que pensamos,
DATA DE LA HISTORIA tantos que salen en los diarios. Hace 50 años los políticos argenti- hace más de medio siglo, que podríamos colaborar para que nuestra
La piedra de Rosetta nos eran personajes incapaces de alinear un cuarto de idea detrás de que nos hagamos cargo: fracasamos. Fracasamos. Es curioso: cuando
sociedad fuera mejor y ahora es tan claramente peor que corresponde
otro cuarto; ahora también. Hace 50 años creíamos que la Argentina
era el país del futuro; ahora nos preguntamos por qué decíamos tales hablamos del fracaso de nuestra generación se suele pensar en el
La piedra de Rosetta es un fragmento de una antigua estela tonterías. Así que la Argentina volvió a ser ese granero que había fracaso de los que lo intentamos y no del fracaso infinitamente mayor
egipcia de granodiorita inscrita con un decreto publicado en intentado dejar atrás unas décadas antes, cuando algunos pensaron de los que ni siquiera, los que la vieron pasar, los que cerraron las
Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V. El
decreto aparece en tres escrituras distintas: el texto superior que no alcanzaba con exportar carne y trigo y decidieron impulsar ventanas. Nosotros fracasamos un poco menos: al menos la peleamos.
en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura de- industrias; ahora, soja mediante, somos de nuevo un campo bajo Sí, corresponde que aceptemos nuestro fracaso, que lo reconozcamos
mótica y la inferior en griego antiguo. Gracias a que presenta y festejamos si podemos vender unos limones o, con mucha suerte, y lo conozcamos, que tratemos si acaso de entenderlo para que, junto
esencialmente el mismo contenido en las tres inscripciones, unas arenas. Esa reconversión –esta vuelta atrás– es la decisión más con ese legado pesado ineludible, dejemos un par de ideas que los
con diferencias menores entre ellas, esta piedra facilitó la cla- importante que se tomó en todos estos años, y no la discutimos nunca, próximos puedan usar para no repetir nuestras estupideces.
ve para el desciframiento moderno de los jeroglíficos egipcios. nunca la decidimos. Total, teníamos democracia. Fracasamos, y hoy me dan un diploma que me conforta y me emociona.
La estela se talló en el período helenístico y se piensa que origi- UN PAÍS REACCCIONARIO Es difícil medir un supuesto éxito personal en una sociedad tan arruina-
nalmente estuvo expuesta dentro de un templo, posiblemen- Sin ideas, sin debate, sin futuros, la Argentina, en nuestros años, da: ¿qué son unos pocos libros, algún texto logrado aquí y allá en un país
te en la cercana Sais. Probablemente se trasladó al final de la se volvió un país reaccionario: uno donde cada gobierno hace tantos que, entre otros logros, lee tanto peor y tanto menos? Nada, un consuelo,
Antigüedad o durante el sultanato mameluco de Egipto y fi- desastres que el siguiente asume para reaccionar contra ellos, desha- una cena con mi padre y mi abuelo. Pero, pese a todo, nos quedan cosas.
nalmente se usó como material de construcción en un fuerte
cerca de la localidad de Rashid (Rosetta), en el delta del Nilo. cerlos. El problema empieza cuando se les acaba la reacción: cuando Nos queda, entre otras, esta universidad. En medio del desastre la UBA
empiezan a aplicar sus propias recetas preparan, con sus desastres, la no ha caído. Hace poco más de 50 años, cuando entré en ella, estaba inter-
reacción siguiente. Un país reaccionario es un país sin proyecto, hecho venida por un gobierno militar y tenía unos 100,000 estudiantes; ahora,
a manotazos, deshecho a manotazos, un país calesita –el nuestro. Y con muchos problemas, bajo fuego, se gobierna a sí misma y tiene unos
no son sólo los datos; lo brutal es que la vida de cada día se nos ha 300,000. Y sigue siendo, mientras tanto, y pese a todos los esfuerzos del
vuelto cada día más incómoda, más hecha de encontronazos que de régimen del odio, la única universidad latinoamericana incluida entre
encuentros, más disgustos que gustos, más impaciencia e impotencia las 100 mejores del mundo. Y sigue siendo, antes que nada, pese a todo,
que alegrías y satisfacciones. Conseguimos un raro grado de violencia una institución pública y gratuita. Y sigue siendo un espacio de produc-
cotidiana. No en los asaltos, no en las palizas; en las relaciones entre ción y reproducción de todo tipo de saberes. Pero, sobre todo, sigue siendo
las personas, plagadas de maltrato, de insultos, de rencores. Dicho así un recordatorio de lo que tratamos de ser y, quizás, alguna vez seremos.
parece un poco tonto, pero en el mundo hay lugares donde las personas Esta vez fracasamos, pero eso no justifica que dejemos de intentarlo. Y
en la calle se sonríen, se tratan como si no se detestaran. A nosotros que nos apoyemos, para eso, en las escasas bases que quedan de cuando
vivir nos parece muy a menudo una batalla –porque lo convertimos lo intentábamos más en serio. En esto, como en casi todo, conviene
en batalla. Cada vez más conductas anormales nos parecen normales: ser optimistas. Total, la historia en sus grandes rasgos nos sostiene y
nos parece normal que tantos coman poco, que tantos vivan mal, que además, dentro de unas décadas, cuando nos reclamen, tendremos una
tantos mueran antes, que la violencia –verbal o física– sea nuestra gran excusa para no contestar. Pero, mientras tanto, la vida habrá sido
manera; nos parece normal que nos engañen. Y en medio de todo esto, mucho más interesante. Soy un cobarde, sí, pero trato de disimularlo.
en el puto pináculo de todo esto, hay un señor que –parece– entendió Porque huir es una tontería, la cobardía es una necedad, la rendición es
este clima social y decidió aprovecharlo. Definió que el odio y el rencor claramente boba. Y en el colegio aprendí que no había que ser nada de
y el desprecio y el maltrato eran las herramientas que le ganarían eso, hacer nada de eso. A veces, por supuesto, me olvido; otras veces, como
el apoyo de millones y millones de personas que, como él, se sentían hoy, los veo a ustedes aquí delante y lo recuerdo con una intensidad que
justa o injustamente relegadas. Por desgracia no se equivocó: sus me sorprende.
seguidores le festejan que festeje sus supuestas sodomías de monos Vale la pena. Está claro que vale la pena.
–o sodomonías–, y las alientan, piden más, se esfuerzan cuando él les Muchas gracias y hasta la próxima.
dice que no odian suficiente. Nos hemos pasado medio siglo produ- Este artículo se publicó originalmente en Revista Anfibia.

