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                         Catolicismo y valores democráticos:



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            Excluir la religión de la vida pública amenaza con generar vacíos que pueden llenarse con discursos ideológicos
                                                                          radicalizados.

          L    a democracia se fortalece cuando las ideas circulan, se discuten y                           fuerza.
               se contrastan con cortesía y honestidad intelectual.
                                                                                                              A partir de este desarrollo doctrinal, como afirma Samuel Huntington, en
                 Este diálogo tiene varias aristas que pueden resumirse en
                                                                                 Por: Gustavo Monzón        La tercera ola: democratización a lo largo del siglo veinte, el catolicismo, bajo
        tres puntos clave: ¿qué significa la laicidad en una sociedad plural? ¿Puede                        el liderazgo de Juan Pablo II y su defensa de la libertad humana, se trans-
        la religión aportar algo más que conflicto? ¿Y qué significa ser un creyente                        formó en un agente democratizador en varios países que venían sufriendo
        razonable en el espacio público?                                                                    regímenes totalitarios. El impulso democratizador del catolicismo consistió
          Filósofos como Charles Taylor, Jürgen Habermas y Hartmut Rosa han                                 en ser una religión que defendía de manera firme el derecho a la libertad reli-
        recordado que las democracias contemporáneas enfrentan una crisis de   primer modo de vincularse con la democracia es precario y frágil; lo segundo,   giosa como fundamento de todas las libertades. Por esta razón, la tradición
        sentido. Además, un deterioro de las fuerzas que incentivan a mantener los   duradero y sólido. Si una tradición religiosa solo “soporta” la democracia   política católica no sostiene al estado confesional como un ideal político. En
        vínculos sociales. En este sentido, la ilustrada profecía kantiana —según la   porque no tiene otra opción, no hay garantías de que la sostenga cuando sea   palabras de Benedicto XVI, una sociedad bien ordenada debe estar regida
        cual incluso un “pueblo de demonios” podría convivir bajo un buen ordena-  mayoritaria en una sociedad. En cambio, si la considera justa y la incorpora   por una “laicidad positiva”, que, manteniendo la separación entre el Dios y
        miento jurídico— no se ha cumplido. Y ha terminado por vaciar de contenido   a su tradición política ser una aliada genuina, para el fortalecimiento de la   el César, sea capaz de integrar y valorar los aportes de las religiones a la vida
        motivacional a las instituciones y normas que hacen posible la vida en socie-  vida democrática.    pública. Más allá de los aportes que haga al boletín parroquial.
        dad.                                                Por mucho tiempo, el catolicismo y la secular democracia constitucional    DE LA LAICIDAD AL VACÍO
        UNA MORAL COMPARTIDA, ¿FAVORECE LA DEMOCRACIA?    caminaron por sendas opuestas. En el siglo XIX, el magisterio papal veía   Excluir la religión de la vida pública no es una muestra de neutralidad,
          Frente a este punto crítico, hace falta un suelo moral compartido que   en la cultura política moderna, que se anclaba en la libertad religiosa y la   como afirman los laicistas, sino una forma moderna de exclusión. Y, como
        anime el compromiso cívico y cultive la virtud ciudadana. En esa búsqueda,   democracia constitucional, una amenaza. El laicismo era percibido como un   recuerda el teólogo John Courtney Murray, uno de los grandes impulsores
        los autores previamente señalados, lejos de fomentar un integrismo o querer   intento de borrar la influencia pública de la religión. Y se defendía la idea de   del cambio conciliar, una democracia necesita que las voces religiosas puedan
        volver a un estado confesional, han reconocido que las tradiciones religiosas   un estado confesional como única garantía de orden moral. Sin embargo, tras   participar del debate público para nutrirlo de sentido, responsabilidad y hori-
        pueden ofrecer recursos éticos y simbólicos que las democracias necesitan.   un largo proceso de evolución doctrinal —y aceptado la democracia constitu-  zonte moral. La experiencia del catolicismo moderno demuestra que la fe no
        Especialmente en tiempos de fragmentación y cinismo. No se trata de imponer   cional como un modus vivendi— la Iglesia Católica abandonó esta postura.   solo no amenaza la democracia: puede ser uno de sus mejores aliados.
        dogmas, sino de contribuir al espacio público desde convicciones profundas, y   Se convirtió en una defensora activa de la democracia constitucional como   Hoy, esa idea es más urgente que nunca. Frente a los nuevos autorita-
        así fortalecer el vínculo con las instituciones y las normas posibles.  régimen político que mejor resguarda la dignidad humana, y de la libertad   rismos, algunos laicistas, otros teocráticos, es tentador caer en trincheras y
          Marcelo Aguiar rechaza esta idea con vehemencia recurriendo, desde mi   religiosa como derecho humano fundamental, para el ejercicio libre de la fe.  guerras culturales. Pero la historia reciente muestra que, cuando se margina
        punto de vista, a un viejo prejuicio: que la religión, en especial el catolicismo, es   DERECHOS HUMANOS COMO BASE MORAL COMÚN  a la religión de la vida pública, no gana la neutralidad: gana el vacío. Y los
        una amenaza para la libertad, el pensamiento crítico y el progreso. Su visión   Este cambio no fue inmediato. Fue fruto de una evolución en la tradición   vacíos políticos se llenan rápido. A veces con ideologías que instrumentalizan
        de la laicidad, entendida como la exclusión de la religión de la plaza pública,   política católica. A finales del siglo XIX, León XIII comenzó a tender puentes   la religión, otras veces con Estados que suprimen cualquier expresión de fe.
        tiene resabios del laicismo del siglo XIX. Esta concepción de laicidad surgió   con la cultura secular sin renunciar a la doctrina. Pío XII reconoció en la
        del combate entre el catolicismo y un liberalismo racionalista y antirreligioso,   democracia una forma legítima de proteger la dignidad humana frente a los   RECONOCER EL VALOR COMUNITARIO
        que para fortalecer el pluralismo en la sociedad debe privatizar a la religión.   horrores del totalitarismo tanto de derecha e izquierda. Esta evolución, y   El catolicismo, en su mejor versión, no es una religión del poder, sino de
        En cambio, los consensos democráticos del siglo XXI tienen otros objetivos.   fortalecimiento del modus vivendi, hizo que Juan XXIII, en Pacem in Terris   la conciencia. Por eso necesita espacios de libertad. Y, por eso, ha llegado a
        Por ejemplo, el respeto de la diversidad y la tolerancia de todos los puntos de   (1963), asumiera plenamente los derechos humanos como base moral del   valorar la democracia no solo como una forma de sobrevivir, sino como un
        vista, como garantía de una sociedad que incluya a todas las particularidades.  orden político moderno, e incorporara la democracia constitucional a los   espacio en el que puede servir, hablar y ofrecer sentido. No busca privilegios
          El prejuicio de Aguiar no es nada original, sino que es heredero de una   valores políticos del catolicismo. Finalmente, el Concilio Vaticano II consolidó   ni volver a modelos del pasado. Busca participar, con voz propia, en la conver-
        desconfianza estructural hacia lo religioso. Considera que las religiones, más   este desarrollo doctrinal con la declaración Dignitatis Humanae (1965), en el   sación pública.
        específicamente el catolicismo, quieren imponer un estado confesional como   que se afirmó que la libertad religiosa no solo es compatible con la fe católica,   Exigir que las religiones se “queden en casa” es desconocer su aporte
        régimen político. Si acepta la democracia constitucional, no lo hace con convic-  sino esencial para su vivencia auténtica en sociedades pluralistas.  racional, moral y comunitario. Es olvidar que muchas de las democracias
        ción, sino por conveniencia.                        Uno de los protagonistas claves e influyentes en este desarrollo doctrinal   modernas nacieron con el impulso ético de creyentes que tradujeron su fe
         FORTALECER LA VIDA DEMOCRÁTICA                   fue el teólogo jesuita estadounidense John Courtney Murray. A partir de la   en derechos, leyes y solidaridad. Y esto implica no advertir que excluir a la
          John Rawls, en Liberalismo político, ofrece una distinción clave para   experiencia estadounidense de convivencia pacífica entre laicidad y catoli-  religión del debate público no fortalece la democracia, sino que la empobrece.
        reflexionar sobre este tema: no es lo mismo aceptar la democracia como un   cismo, Murray propuso que la Iglesia podía dialogar con la cultura política   Hoy, más que nunca, necesitamos una laicidad bien entendida: una que no
        modus vivendi —es decir, por conveniencia, como una tregua temporal entre   secular desde la razón. A través de principios compartidos como la ley natural,   excluya, sino que garantice libertad para todos. En ese marco, el catolicismo
        visiones antagónicas— que asumirla como parte de una tradición política   la libertad religiosa y la dignidad de la persona. Para él, la democracia consti-  no es una excepción incómoda: es un interlocutor dispuesto. No está afuera
        que la concibe como un régimen justo, sustentado en razones públicas que   tucional no debía verse como una amenaza a la fe. Debía verse como un marco   del pacto democrático. Es parte de él, y de cuidar y fortalecer su vigencia.
        pueden ser compartidas por ciudadanos con creencias muy diversas. El   que permite a las religiones aportar al bien común sin imponer su visión a la   Publicado inicialmente en Diálogo Político.

                                    ¿QUÉ SE CELEBRA HOY?
                        Día Internacional del Autocuidado





            Cada 24 de julio se celebra el Día Internacional del   autocuidado mediante la aplicación de consejos y reco-
          Autocuidado, para promover y mantener nuestra salud   mendaciones de cuidado diario.
          física y mental, cuidándonos a nosotros mismos. Este   De acuerdo a un informe emitido por la Organización
          día nos invita a fomentar estilos de vida saludables, hoy   Mundial de la Salud (OMS) en el año 2015, el autocuida-
          y todos los días.                               do responsable permite prevenir los casos de infartos y
            La iniciativa de este día internacional ha sido promo-  de diabetes tipo 2 en un 75%, así como reducir los casos
          vida  por  la  Federación  Mundial  de  la  Industria  de   de cáncer en un 40%.
          Autocuidado  (WSMI),  con  la  finalidad  de  difundir  el
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