Page 39 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma
manjar era el detonante de cada trifulca que tenía con su hermana, sonrió ante
aquel recuerdo, desde el lugar donde se encontraba se podía divisar la entrada
del hospital pero grande fue su sorpresa al ver a su hermana salir del hospital de
pie con vida, su pecho se llenó de una alegría desbordante seguida de las ganas
de volver abrazar a su hermana, dejó caer el pequeño empaque de sus manos y
salió despedido tal cual huracán rumbo a los brazos de su hermana que se
fundieron en un fuerte y caluroso abrazo, de ahí se dirigen a su casa a ver a su
madre ya que llevaba días sin verla, ya que él había emprendido la búsqueda de
su hermana. Fue así que llegaron a su casa y se volvieron a reencontrar con su
linda madre la sensación de felicidad que tenía Noecito era inefable, aquello por
lo que tanto había esperado y luchado ya se había hecho realidad y se volvieron
abrazar fuertemente los tres después de mucho tiempo Noecito se sentía el
hombre más feliz del mundo de tener de nuevo a su familia junta sobre todo de
verla feliz a su madre Noecito pensó que todo lo que había pasado era demasiado
para él, ya que él se sentía culpable de todo lo que estaba pasando, estaban los
que lo culpaban de traer el virus al país, el joven con sentimientos de culpa,
ansiedad y al borde de la depresión, y pensamientos suicidas, casi había olvidado
que tenía buenos amigos de la universidad quienes lo apreciaban mucho y sabían
la calidad de ser humano que era, un día jueves a eso de las diez con cuarenta y
cinco minutos, con la cabeza llena de voces de acusación, recibió la llamada de
Zoila de quien no sabía casi nada ya desde hace 2 meses, la conversación afloro
en él un sentimiento ya casi desconocido llamado paz, su voz se sentía tan cálida
y amable, nada de perjuicios, sólo aceptación, fue allí donde el joven aventurero
recuperó las ganas de vivir.
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