Page 65 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma


                         La casa de mi abuela sigue siendo la misma después de treinta años, él

                  pórtico lleno de flores, las ventanas grandes, él jardín de enfrente bien cuidado.

                  La sala limpia, los platos bien lavados y los cuartos impecables. A mi abuela le

                  gustaba tener todo en su lugar y sin ninguna mancha. Cuando llegamos a la casa

                  de mi tía, no había nadie, así que subimos las escaleras mientras veía las fotos

                  colgadas en la pared: mi madre y mi tía de niñas. Mi abuelo y mi abuela recién

                  casados. Sonrió inconscientemente, esto parece como un hogar feliz. Algo que

                  siempre quise. Decidimos que mañana comenzará el cambio de look, porque es

                  demasiado tarde (las ocho y cuarto.) y Cindy esa cansada. Le digo que el sillón de

                  enfrente de su cama es muy cómodo, pero ella insiste que yo debo dormir en su

                  cama, pero la rechazo complementa mente robando una sábana de su cama y

                  yéndome  rápidamente  a  acostar  a  este.  Me  río  al  verla  rodar  los  ojos  y  una

                  profunda tristeza me invade cuando cae la noche, la penumbra me abraza, el

                  sueño me hace desconfiar en mi misma y me hace dudar que si tal vez yo sea la

                  elegida para cambiar el futuro. La respiración de mi tía, que ya duerme desde

                  hace media hora en su cama me tranquiliza, me aferra a la realidad y me confirma

                  que esto no es una alucinación, ni mucho menos que estoy agonizando.

                         Desde hace unas horas que no veo a Lucia, lo que hace que me consuma

                  lentamente  el  temor,  no  obstante,  el  cansancio  es  más  fuerte  esta  vez  y  me

                  envuelve en un sueño profundo mientras imaginó que tal vez mañana, despierte

                  en el desierto de Arabia.

                         Al día siguiente, me pone unos simples vaqueros holgados y una camisa de

                  vestir que parece totalmente de chico, no puedo quejarme, es lo único que no es

                  fosforescente en su closet.

                          Lunes  por  la  mañana,  las  vacaciones  recién  inician,  pero  algunos  aún

                  tienen que ir a la escuela para pasar las materias que no han pasado y entré ellos

                  está mi padre. Tomamos el autobús temprano, todo parece normal a excepción

                  a las canciones extrañas en la radio, las personas con topas extravagantes y su

                  amabilidad inexplicable. Nos bajamos en una parada cerca de la escuela, su mano
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