Page 77 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma


                         - Solo quieres hacer las cosas bien. Pero no puedes, o mejor dicho, no

                  quieres  ver  que  las  haces  bien,  solo  estas  encerrada  en  tu  bajo  autoestima

                  creyendo que siempre vas a hacer así: fracasa –Me dice, sus palabras me hieren,

                  pero no lo quiero dejar que se dé cuenta, comienzo a luchar con más fuerza

                  rogándole  que  me  deje  ir–  Sólo  quieres  tratar  de  ayudar,  pero  no  puedes

                  encontrar la manera. Cualquier cosa que hayas echo esta noche, que al parecer

                  hiciste mal, es otro caso en tu lista de fracasos, ¿no?

                         - Por favor, por favor, déjame ir -Casi le grito, comenzando a golpear su

                  pecho, pero él se pone cada vez más duro y hace más difícil él trabajo. Siento su

                  respiración caliente sobre mi coronilla, las lágrimas comienzan a arder bajo mis

                  ojos y en mi garganta.

                         - No quieres ver que hay otras soluciones, puedes hacerlo, pero no quieres,

                  solo te encierras en un "no puedo" y ya está -No entiendo a qué viene todo esto,

                  pero  sus  palabras  me  cortan  como  cuchillo  porque  es  verdad.  Soy  patética.

                  Simplemente digo que no puedo y no me doy la oportunidad de hacerlo otra vez.

                         - Por favor, ya basta –Me rompo a llorar, dejando de golpearle, sintiendo

                  como todo mi cuerpo pierde las fuerzas y se deja caer, pero Shawn es más rápido,

                  me toma en sus brazos, dejándose caer conmigo sobre sus piernas, no lo puedo

                  evitar, me aferro de su brazo llorando con sentimiento.

                         - Puedes hacerlo, no importa siempre que tan difícil sea siempre hay una

                  solución a todo, Adara-Aunque estamos como en una caja gigante de arena, él se

                  sienta en él suelo y me pone sobre sus piernas, rodeándome con ternura con sus

                  brazos, acariciando mi cabello mientras me desahogo.

                         -  ¿Realmente  puedo  hacerlo?  -Preguntó,  con  la  respiración  agitada,

                  levantó por fin la mirada hacía sus ojos castaños, él sonríe dulcemente.

                         - Todas las veces que quieras- Afirma nuevamente, limpiando mis lágrimas

                  con sus dedos pulgares.

                         Nos quedamos mirando unos segundos en la oscuridad, él se acerca a mi

                  rostro con suavidad, pero yo bajo la cabeza. Él sólo suspira. Y no sé cuánto tiempo
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