Page 97 - El imaginario de la razón (LIBRO FISICO-CALAMEO)
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El imaginario de la razón
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¿Qué criatura no pierde pronto el asombro y el
cariño hacia sí misma? ¡Decidme una!
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Para que una acción realmente bregue en nuestro
favor, debe impedir también la mayor cantidad de
iniciativas ajenas.
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Tanto va el cántaro a la fuente que la fuente o ter-
mina por secarse, o el hombre por instalarse cerca
de un río.
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Nuestras decisiones son juegos que a veces depen-
den de una tirada de dados.
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A los niños pequeños se les engaña con dulces, con
cuentos de cucos y viejos de la bolsa. A los adultos
se nos mete cuco con la bolsa de valores hasta que
somos viejos, indefensos y recibimos dulces por
jubilación. ¡Somos unos niños, qué lo parió!
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Tres intentos tiene el hombre para superarse a sí
mismo. El primero ocurre en su infancia, cuando
ve que no es más que un niño y que por tanto, solo
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