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HIJA: papá lleva tu tambor, que es lo único valioso que tenemos.
Acto II
Subieron un cerro. Los viejitos caminaban por delante, Dios caminaba detrás de
ellos.
DIOS: Dame tu tambor.
ANCIANO: para que lo necesitas.
DIOS: Es para algo muy importante que vine hacer. Ustedes sigan caminando y no
den vuelta atrás sin importar lo que escuchen.
Entonces Dios soltó el tambor. El tambor rodaba sonando cada vez más fuerte.
ANCIANA: ¿Qué será ese sonido tan fuerte, tengo mucha curiosidad?
Los viejitos volvieron la cara y quedaron convertidos en piedra blanca. El tambor
rodaba, rodaba, hasta que llego al pueblo y reventó. De él salió tanta agua que
inundo los campos, las casas.
La hija venia despacio y muy retrasada, por el intenso calor, el agua le alcanzo y no
pudo salir, convirtiéndose en una sirena.
PUEBLO: ¡Auxilio! Ayúdennos por favor, ¡Dios mío sálvanos!
El pueblo quedo convertido en una laguna y todos murieron. Cuentan que la sirena
sale a cantar en las noches de luna llena.
FIN