Page 84 - Donde termina el arco iris
P. 84

CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris


                     Tiene un mensaje instantáneo de: GREG
               GREG: Hola, cariño, ¿cómo te va la jornada?
               ROSIE: Hoy es uno de esos días que se hacen interminables. Este fi n de semana están
                       reservadas  todas   las  habitaciones  del hotel por el   desfi le  del  día de  San
                       Patricio. Han ido llegando grupos enormes uno tras otro, de modo que no he
                       parado ni un momento de registrar huéspedes. Ahora hay una cierta calma y
                       estoy   fingiendo   que   estoy   atareada   con   el   programa   de   reservas   del
                       ordenador, así que no me hagas reír o se me verá el plumero.
                       Bueno, cuando digo «calma» quiero decir que nadie nos está dando la lata en
                       recepción: el ruido que hay en el hotel es harina de otro costal. En el bar hay
                       un grupo inmenso de americanos cantando juntos viejas canciones irlandesas.
                       ¿Puedes creerte que se han traído uno de esos grupos de música tradicional
                       irlandesa   al   hotel   para   que   los   entretenga?   No   había   visto   tantas   caras
                       pintadas de verde y pelos teñidos de naranja en mi vida.
                       Por desgracia, parte de la familia de Bill Lake ha venido desde Chicago. Son
                       unos treinta, así que hago gala de mi mejor comportamiento. Al parecer tiene
                       un sobrino que toca el trombón en la banda de la Universidad de Chicago y el
                       chico participará en el desfile del domingo.
                       Me muero por terminar la jornada. Me duele la cara de tanto sonreír y los ojos
                       me   escuecen   de   tanto   mirar   esta   maldita   pantalla   de   ordenador.   ¡Estoy
                       contentísima de que Bill me deje librar este fin de semana! Es un encanto. Ya
                       no recuerdo la última vez que tuve un sábado libre o dos días seguidos de
                       fiesta. Bien, eso significa que, por una vez, esta noche podemos salir sin que
                       tenga que preocuparme de levantarme temprano mañana. Podríamos quedar
                       con Ruby y Ted. Estaba pensando llevar a Katie y a Toby al desfile el domingo,
                       ¿qué te parece?
                       Perdona que me enrolle tanto, pero es que es como si volviera a estar en el
                       colegio un viernes por la tarde esperando que sonara el último timbre para
                       empezar el fin de semana.
               GREG: Vaya, Rosie, lamento empañar tu buen humor pero tengo que irme a Belfast
                       esta noche. No me he enterado hasta esta misma mañana, por eso no te he
                       dicho nada antes. Lo siento.
               ROSIE: ¡Oh, no! ¿Por qué tienes que irte a Belfast?
               GREG: Porque hay un seminario al que tengo que asistir.
               ROSIE: ¿Qué clase de seminario?
               GREG: De finanzas.
               ROSIE: Hombre, ya sé que es de finanzas. No esperaba que fuera sobre cocina francesa.
                       ¿Tienes que ir? ¿Alguien te echará en falta si no vas?
               GREG: NO, nadie me echará de menos, la verdad, pero quiero ir. Esos seminarios son
                       muy interesantes, ¿sabes?, y tengo que llevar la delantera.
               ROSIE: Pero ¿qué más puedes aprender sobre los malditos bancos? Te dan dinero y te
                       piden que les devuelvas diez veces más. No lo veo tan complicado.
               GREG: Lo siento, Rosie.
               ROSIE: Menudo fastidio. De todos los fines de semana que Bill me da libres, tienes que
                       irte precisamente éste. Supongo que eres consciente de que no voy a tener un
                       fin de semana libre hasta dentro de un año, ¿verdad?
               GREG: Me encanta que nunca saques las cosas de quicio, Rosie. Escucha, tengo que ir,
                       ¿de acuerdo? Ya hablaremos más tarde. Te quiero.
               ROSIE: Por cierto, antes de que te vayas, ¿has visto la factura del teléfono esta mañana?
               GREG: ¿Era muy alta?






                                                                                                     - 84 -
   79   80   81   82   83   84   85   86   87   88   89