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Pero realmente, el horizonte en sí no es el que debemos buscar o que nos permite llegar a el éxito. El siempre estará como acompañante mostrándonos múltiples posibilidades, estímulos y también en ocasiones dificultades. Simplemente debemos poner mucha atención y disfrutar el camino al horizonte. El paso a paso manteniendo el horizonte nivelado.
La gente verdaderamente feliz y exitosa lo entiende optando por crecer, disfrutando siempre de lo cambiante y a veces inexplicable que se presenta durante el proceso. Siempre observando y exclamando ¡Hay más, aún se puede mejorar!.
No des por terminada la tarea de construir y disfrutar el camino hasta lograr el ideal, y cuando se llega a el, darnos cuenta que de alguna manera no solo ha cambiado respecto a lo que quería inicialmente sino que te muestra nuevas opciones de modificarlo y hacerlo mejor la próxima vez. ¡Esa es la clave!.
El horizonte sirve para inspirarse, buscar el IDEAL y sacar nuestro potencial, pero siempre midiendo tu avance con respecto a tu punto de partida. Eso marca toda la diferencia.
Con este concepto de el horizonte, ya enunciado, hablemos ahora algo muy importante, de los ideales.
Te cuento que un Ideal es un concepto reconocido en intima relación con el mundo de las ideas. Es lo que anhelamos, lo que deseamos obtener, lo que queremos llegar a ser. Pero para lograrlo debemos tener una idea clara y concreta de lo que se desea ser o hacer...bueno, ambas. O sea, tener entre otros, un horizonte claro.
“Si no tienes claro lo que deseas, muy difícilmente lo vas a conseguir, y si lo consigues, créelo, no te va a durar”.
“Entre más claro y definido sea nuestro horizonte, mas solido y efectivo será el camino a conseguir el ideal que nos lleve a ser felices”.
Así que conocer perfectamente lo que queremos o deseamos es fundamental para evitar fracasos. Mientras más claridad haya frente a lo que deseo conseguir, mas energía y voluntad tendremos para lograrlo, para obtenerlo.
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