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224 La introducción de La Segunda Venida de criSto a Su igLeSia

               lo que Él quiere que la Iglesia sepa. Por ejemplo le diría: “No digas completamente lo que
               esto es. No vayas a decir: ‘Esto es así, esto es lo que está bajo el Séptimo Sello’. No lo digas
               así, porque si yo te digo esto, entonces todo el plan a través de las edades se echaría a perder.
               Esto más bien es un secreto”. Él simplemente quiere… Como por ejemplo Su Venida, Él dijo:
               “Ahora nadie sabrá cuándo vengo; simplemente vendré”. Eso es todo. No es negocio mío saber
               cuándo; solamente me toca estar preparado. ¿Ve usted?


               El Primer Sello - Pág. 128
                   121.  Ahora, los siete truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo
               prepararse para obtener esa gran fe de traslación.
                   122.   Ahora,  ¿qué  significa  este  caballo  blanco?  Hemos  estado  muy  lejos  del  texto,
               perdónenme. Leamos la cita de nuevo:
                   Y miré cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro animales diciendo
               como con una voz de trueno: Ven y ve.
                   Y miré, y he aquí un caballo blanco. y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco;
               y le fue dada una corona (no la tenía en ese momento), y salió victorioso, para que también
               venciese. (Eso es todo, hasta allí es el Primer Sello).
                                                                                           Apocalipsis 6:1-2
                   123.   Ahora,  hallemos  los  símbolos. Ya  vimos  lo  que  es el  trueno.  Eso  es  perfecto  y  lo
               sabemos: el trueno fue la Voz de Dios cuando el Sello fue abierto. Ahora, ¿qué significa el
               caballo blanco? Aquí es donde entra la revelación.


               El Tercer Sello - Pág. 196
                   23.  Ahora note bien: Cuando todo hubo acabado, después de terminar Su Obra de Intercesor,
               Él salió y tomó el Libro de la mano de Aquel que está sentado en el Trono, y luego toda criatura
               en el cielo y debajo del cielo, y las almas debajo del altar, comenzaron a clamar (lo cual veremos
               de nuevo en el Sexto Sello). Y todos se regocijaron, y los ancianos se postraron y derramaron
               los vasos llenos de las oraciones de los santos. Las almas debajo del altar clamaron: “Digno
               eres, porque nos has redimido para Dios y vamos a volver a la Tierra para vivir como reyes y
               sacerdotes”. Entonces Juan dijo que oyó a toda criatura en el cielo y en la Tierra, y debajo de
               la tierra, y en todas partes, alabando a Dios. Juan sin duda halló su nombre escrito allí.
                   24.  Entonces Juan dijo: “Él es digno de tomar el Libro de la Redención”. Ahora ya no está
               el Libro en las manos del Juez, sino en las manos del Redentor, porque Él ha hecho la Obra de
               Redención. Ahora va a mostrar a la Iglesia lo que ha hecho. Entonces toma… Pero el Libro está
               cerrado. Nadie sabía. Sabían que era el Libro de la Redención, pero habría de ser revelado en los
               últimos días, según Apocalipsis, capítulo 10. El séptimo ángel tendrá el mensaje relacionado con
               eso, porque dice allí que en el tiempo del séptimo ángel, cuando él comenzare a tocar la trompeta,
               entonces todos los misterios de Dios serán consumados para su tiempo.
                   25.  Después que sea revelado, luego el Ángel baja del Cielo, el cual es Cristo. Recuerden:
               este ángel está sobre la Tierra, el mensajero; pero aquí viene Cristo, en el capítulo 10 de
               Apocalipsis, con un pie sobre la tierra y otro sobre la mar, con el arco iris sobre la cabeza, Sus
               ojos y Sus pies como fuego. Él levanta la mano derecha y jura por el que vive para siempre
               jamás sobre el Trono, que el tiempo no será más. Y después de jurar, siete truenos hablaron sus
               voces. Y el que escribía, Juan, debía de escribir todo lo que veía, y comenzó a escribir esto;
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