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EL MISTERIO DE LA BENDICIÓN DE . . . 243
En la misma forma que el Padre ha sentado en Su
Trono, ha sentado a Su diestra a Cristo en el Cielo, en
Su Trono, y todo poder le fue dado a Cristo, así Cristo
sentará en Su Trono al Vencedor, y por consiguiente le
dará así poder sobre las naciones en el Reino terrenal.
Eso está en Apocalipsis, capítulo 2, el poder que le será
conferido por Cristo; pues Cristo es el que tiene todo el
poder en los Cielos y en la Tierra, y puede darlo a quien Él
quiera: y lo dará al Vencedor, que será Su hijo, Su
Mensajero Primogénito en medio de Su Iglesia. Capítulo 2
de Apocalipsis, verso 26 al 27, dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin
(guardare las obras de Cristo ¿hasta cuándo? hasta el fin; o
sea, estará viviendo en el tiempo del fin), yo le daré
autoridad sobre las naciones...”.
Porque Cristo es el que recibió autoridad sobre todas las
naciones: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la
Tierra”. El único que puede dar poder entonces ¿es quién?
Jesucristo nuestro Salvador, el cual lo recibió del Padre.
Dice:
“... y las regirá con vara de hierro (o sea, las gobernará
con vara de hierro), y serán quebradas como vaso de
alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre...”.
¿Ven? En la misma forma que Él ha recibido del Padre,
Él la confiere al Vencedor, que será el Mensajero de
Jesucristo, el Ángel de Jesucristo, que estará en la Iglesia
de Jesucristo en carne humana; como estuvieron en la
Iglesia de Jesucristo los mensajeros de cada edad del
pasado, en carne humana, a través de los cuales Cristo en