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Literatura                                                                            5° UNI

          Ficciones  (1944),  El  Aleph  (1949)  y  El  Hacedor  (1960)  constituyen  sus  tres  colecciones  de  relatos  de  mayor
          proyección.  A  pesar  de  que  su  obra  va  dirigida  a  un  público  comprometido  con  la  aventura  literaria,  su  fama  es
          universal y es definido como el maestro de la ficción contemporánea. Sólo su ideario político pudo impedir que le
          fuera concedido el Nobel de Literatura.

          La obra de Jorge Luis Borges
          Borges es sin duda el escritor argentino con mayor proyección universal. Se hace prácticamente imposible pensar
          la literatura del siglo XX sin su presencia, y así lo han reconocido no sólo la crítica especializada, sino también las
          sucesivas  generaciones  de  escritores,  que  vuelven  con  insistencia  sobre  sus  páginas  como  si  éstas  fueran
          canteras inextinguibles del arte de escribir.
          Borges fue el creador de una cosmovisión muy singular, sostenida sobre un original modo de entender conceptos
          como los de tiempo, espacio, destino o realidad. Sus narraciones y ensayos se nutren de complejas simbologías y de
          una  poderosa  erudición,  producto  de  su  frecuentación  de  las  diversas  literaturas  europeas,  en  especial  la
          anglosajona  (William  Shakespeare,  Thomas  De  Quincey,  Rudyard  Kipling  o  Joseph  Conrad  son  referencias
          permanentes  en  su  obra),  además  de  su  conocimiento  de  la  Biblia,  la  Cábala  judía,  las  primigenias  literaturas
          europeas,  la  literatura  clásica  y  la  filosofía.  Su  riguroso  formalismo,  que  se  constata  en  la  ordenada  y  precisa
          construcción  de  sus  ficciones,  le  permitió  combinar  esa  gran  variedad  de  elementos  sin  que  ninguno  de  ellos
          desentonara.

          LOS TEMAS Y SÍMBOLOS RECURRENTES
          En  sus  cuentos,  se  dan  temas  recurrentes  que  suelen  estar  acompañados  de  sus  respectivos  símbolos.  Si
          Medardo  Ángel  Silva  dice  en  una  caricatura  de  1918  de  la  revista  Patria  que  para  hacer  un  poema  Modernista
          bastaba incluir una sonata de Chopin, un cisne, una princesa y la luna; entonces para hacer un cuento borgiano solo
          es necesario hablar sobre el tiempo o la memoria, tener en el cuento un espejo, un laberinto o un juego de ajedrez, y
          arrancar con un escrito encontrado en algún libro.
          Los  temas  en  Borges  son  de  corte  filosófico:  el  tiempo  y  la  eternidad,  la  memoria  y  la  creación  atraviesan  sus
          textos. La concepción borgiana del tiempo encuentra su exposición más clara en El jardín de los senderos que se
          bifurcan. El tiempo que se representa dentro del jardín o en la novela de Ts’ui Pen, es de carácter no lineal, pues
          cada decisión que tomamos bifurca el tiempo, haciendo de este un entretejido en el que puntos se pueden cruzar,
          convirtiéndose en un tiempo-espacio simultáneo y por ende, eterno.
          La simultaneidad se simboliza en el laberinto y los espejos. El laberinto es ininteligible para el ser humano que no
          está acostumbrado a lo simultáneo. Podemos ver que nadie comprendía la novela de Ts’ui Pen, que era “un laberinto
          de símbolos (…) Un invisible laberinto de tiempo”; o que, según Cartaphilus “un laberinto es una casa labrada para
          confundir a los hombres; su arquitectura, prodiga en simetrías, está subordinada a ese fin”,14 como lo está la casa
          de Asterión.
          El espejo, por otro lado, refleja al ser humano y lo multiplica: el espejo es lo uno y lo otro, es, según el poema Arte
          poética,  el  que  “nos  revela  nuestra  propia  cara”.    Al  mismo  tiempo,  al  contraponerse  con  otro  espejo,  crea  un
          infinito laberinto de reflejos: mostrando la eternidad. El río será otro símbolo del tiempo y esta eternidad: “Mirar el
          río hecho de tiempo y agua/ y recordar que el tiempo es otro río”. Un río capaz de darle la eternidad a quien beba de
          él.
          “El Aleph” es la cristalización de la eternidad y la simultaneidad, es poder ver todos los espejos al mismo tiempo,
          situándose  en  un  “aquí”  inamovible:  por  eso  el  Aleph  es  destruido  cuando  derrumban  la  casa.  Sin  embargo,  lo
          importante aquí es dejar claro que si bien el Aleph es capaz de mostrarle todo al humano. El humano no es capaz de
          absorberlo,  y  menos  aún  transmitirlo,  pues  su  forma  de  pensar  y  el  lenguaje  no  lo  permiten.  Debido  a  que  no
          podemos  almacenar  toda  la  información,  tenemos  una  memoria,  y  por  ende  tenemos  el  olvido,  que  siempre  nos
          conquista: hemos olvidado el terrible Nombre, volvemos a perdernos en el mismo laberinto, volvemos a aprender y
          nos volvemos a sorprender.
          Otro tema recurrente es la creación. “En Las ruinas circulares”, el mago “quería soñar un hombre: quería soñarlo
          con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad”, quería crearlo. El acto de la creación se da a través del sueño y
          de  la  palabra  en  Borges,  ya  sea  escrita  o  pronunciada.  En  el  caso  de  “Tlön,  Uqbar,  Orbis  Tertius”,  tenemos  un
          mundo  que  existe  porque  hay  una  evidencia  escrita  de  esto:  sin  ese  tomo  particular  de  la  Anglo-American
          Cyclopedia, Uqbar no estarían en discusión dentro del mundo real.

          FICCIONES
          Ficciones es un libro de cuentos escrito por Jorge Luis Borges, publicado en 1944 y compuesto de dos partes: El
          jardín de senderos que se bifurcan y Artificios; posee dos prólogos.

          I.  El jardín de senderos que se bifurcan
              Tlön,  Uqbar,  Orbis  Tertius:  Borges,  junto  a  su  amigo  Adolfo  Bioy  Casares,  discuten  una  noche  sobre  la
               ejecución  de  una  novela  en  primera  persona  cuando,  al  observar  un  espejo  al  fondo  de  un  corredor,  éste
               recuerda que en un tomo de The Anglo American Cyclopaedia figura una frase memorable de un heresiarca de
               Uqbar sobre lo abominable de los espejos y de la paternidad. Al consultar un tomo de la enciclopedia, que
               Borges posee en su casa, descubren azorados que allí no hay mención alguna a Uqbar ni al heresiarca, lo cual
               deja perplejo a Bioy Casares, quien al día siguiente le comunica a Borges que tiene a la vista el artículo, en su
               copia de la enciclopedia. Este hecho los lleva a investigar sobre Uqbar y a descubrir un terrible secreto.
              Pierre Menard, autor del Quijote: Borges narra el intento, por parte de Pierre Menard, de reproducir la
               popular obra de Don Miguel de Cervantes Saavedra, el Quijote.


            Compendio                                                                                       -64-
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