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Literatura 5° San Marcos
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Semana
El Postmodernismo es concebido como el tránsito del Modernismo a la Vanguardia, o como un período que abarca
todo lo que es posterior al Modernismo; lo cierto es que los años inicíales de la Primera Guerra Mundial (1914-
1918) encontraron a la poesía peruana plenamente modernista, aunque ya ligeramente fatigada. Prueba de esto lo
encontramos en una tesis doctoral presentada y publicada en 1915 por José Gálvez: Posibilidad de una genuina
literatura nacional. En ella, su autor siente un hecho confusamente perceptible: desorientación, desencanto,
repeticionismo, quiebra de influencias, de pontificados, cierta anarquía, cierta crisis literaria.
Entre los poetas peruanos de esos años, modernistas todavía pero a la búsqueda ya de una nueva tónica expresiva,
puede citarse a Abraham Valdelomar como ejemplo típico. También figuran Pablo Abril, Federico More, Juan Parra
del Riego, Alberto Hidalgo, etc.
EL MOVIMIENTO COLÓNIDA
Es un movimiento que coexiste a comienzos de este siglo, con los Modernistas y Postmodernistas. Surge con las
revistas Contemporáneos y Cultura, dirigidas por Enrique Bustamante y Ballivián y Julio Hernández.
En enero de 1916, el movimiento se afianza con la aparición de la revista Colónida que congrega a los escritores
más jóvenes de la época: Federico More, Alberto Hidalgo, José Carlos Mariátegui, Percy Gibson y otros. El más alto
exponente de este grupo fue Abraham Valdelomar, guía del movimiento.
El movimiento Colónida significó un espíritu crítico y de rebeldía literaria, en dura batalla contra la moda y las castas
literarias. Sus integrantes admiraron la belleza formal y se sintieron deslumbrados por la imagen y el color.
Cultivaron la expresión sencilla y tierna, enfatizando la vida de provincia.
ABRAHAM VALDELOMAR (1888-1919)
(Ica, 1888 - Ayacucho, 1919) Narrador peruano que encarnó el tránsito definitivo del
modernismo a las vanguardias y que es considerado, junto con los poetas José María Eguren y
César Vallejo, uno de los forjadores de la literatura peruana contemporánea.
Pocas veces en el Perú un escritor ha merecido como él el calificativo de "integral" con el que lo
define la crítica. Ello se debe, fundamentalmente, a la enorme coherencia estética e ideológica
que gobierna la totalidad de su obra como narrador, poeta y periodista. Nunca ocultó su
entusiasmo por las vanguardias, al mismo tiempo que muchos aspectos de su producción
revelan la añoranza de la vida provinciana, aunque sus evocaciones rurales eluden todo exotismo
o abundancia de colorido local.
Máximo animador cultural del postmodernismo peruano (fundó en 1916 la revista Colónida, difusora de un novedoso
espíritu artístico), Abraham Valdelomar ostentó ciertamente un talento polifacético: fue poeta prevanguardista,
croniqueur refinado, agudo ensayista, dramaturgo frustrado y, primordialmente, un cuentista versátil y sumamente
expresivo que, tras algunos relatos decadentes al gusto modernista, inauguró con el cuento El Caballero Carmelo
(1913, que daría título al extraordinario volumen de cuentos que publicó en 1918) el abandono del exotismo y el
artificio modernistas, orientándose hacia una narrativa genuinamente peruana.
Aunque su producción es variada (desde relatos que presagian los experimentos vanguardistas hasta los que rinden
tributo a la temática incaica y criolla) y su calidad es dispar, Valdelomar fue, en efecto, el pionero del cuento
moderno en el Perú al superar el artículo de costumbres, las «tradiciones» inventadas por Ricardo Palma o la
narración maniquea y sin matices que había dominado la escena literaria del país desde mediados del siglo XIX. En
los relatos que él mismo llamó «criollos», los más logrados según consenso de la crítica, así como en su poesía,
Valdelomar compaginó una visión trágica de la vida con su extremo opuesto, además de presentar, como motivo
principal, la armonía del mundo familiar en la provincia a través de la memoria de la infancia.
Obras:
La mayoría de sus obras se caracteriza por el tono nostálgico, tierno e íntimo. Destacó más en el cuento y en la
poesía. En ellos evoca, con frecuencia, escenas familiares de su infancia rural, aldeana, vinculada al mar y a la
campiña de Pisco.
a) Cuento: El Caballero Carmelo, Los hijos del sol, Los ojos de Judas, Cuentos yankis, Cuentos chinos.
b) Poesía: Destacan “Tristitia" y “El hermano ausente en la cena de Pascua”.
c) Novela: La ciudad de los tísicos (1911), La ciudad muerta (1911).
d) Ensayos: «Psicología del gallinazo»; «Belmonte, el trágico».
Características de su obra:
Se le puede considerar como el iniciador del cuento criollo con El Caballero Carmelo, Yerba santa, entre otros
Su poesía y prosa tienen un lenguaje familiar, con gratos y dolidos recuerdos de infancia que crecen a la sombra
de la casona paterna, el cercano mar, el campanario.
Es un pintor de costumbres, detallista y minucioso en las descripciones de situaciones, paisajes y personajes.
Su lenguaje es claro, expresivo y breve, trasladando al lector al mundo narrado.
Compendio -52-