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Literatura 5° San Marcos
Primera edición
En su primera edición, de 1888, el libro estaba dividido en las siguientes partes:
• "Cuentos en prosa", que incluía los relatos "El Rey burgués", "La Ninfa", "El fardo", "El velo de la reina Mab", "La
canción del oro", "El rubí", "El palacio del sol", "El pájaro azul" y "Palomas blancas y garzas morenas".
• "En Chile", con dos textos en prosa: "Álbum porteño" y "Álbum santiagués".
• "El año lírico", con cuatro poemas dedicados a las cuatro estaciones: "Primaveral", "festival", "otoñal" e "Invernal".
• Dos poemas sueltos: "Pensamiento de otoño" y "Anagke".
En los relatos, Darío inserta con frecuencia temas y motivos de la mitología griega, pero también de los cuentos de
hadas. Aparecen personajes como Mab, la reina de las hadas, o Puck, el duende de El sueño de una noche de verano
de William Shakespeare. A pesar de que predomina este ambiente de ensueño, destaca por su estética próxima al
naturalismo el relato "El fardo", que relata la muerte de un joven trabajador portuario. La denuncia de la injusticia
social no es ajena a estos cuentos: está presente también en el relato "La canción del oro", en el que un pobre
poeta bohemio entona un amargo himno al oro (que vale aquí como metonimia del dinero).
Uno de los ejes temáticos de los relatos incluidos en Azul... es la reflexión, muchas veces amarga, sobre la
condición del artista en la sociedad burguesa. El mejor ejemplo es "El Rey Burgués", irónicamente subtitulado
"Cuento alegre", en el cual el poeta protagonista es condenado por el rey que da título al cuento a accionar sin
descanso el manubrio de una caja de música. Los críticos han comentado que en gran medida esto refleja la
desubicación personal del propio autor entre la plutocracia chilena.
Recepción
En un primer momento, la publicación de la obra no tuvo demasiada repercusión, fuera de alguna reseña en la
prensa chilena. Sin embargo, en octubre de 1888, el novelista español Juan Valera, cuya opinión era muy respetada
entre los intelectuales de España e Hispanoamérica, publicó dos cartas en el periódico El Imparcial, de Madrid,1 en
los cuales elogiaba a Rubén Darío, porque a pesar de la fuerte influencia de la literatura francesa, había sabido
destilar una personalidad propia:
Y Ud. no imita a ninguno: ni es Ud. romántico, ni naturalista, ni neurótico, ni decadente, ni simbólico, ni parnasiano.
Usted lo ha revuelto todo: lo ha puesto a cocer en el alambique de su cerebro, y ha sacado de ello una rara quinta
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esencia.
La aprobación de Valera, difundida en la prensa de Chile y de otros países de lengua española, supuso la fortuna del
libro. La primera edición se agotó rápidamente. Desde 1889, Darío comenzó a preparar la segunda edición, que
aparecería en Ciudad Guatemala el 4 de octubre de 1890.
Segunda edición
La nueva edición (1890) se amplió con nuevos textos, tanto en prosa como en verso. Se añadieron los relatos "El
sátiro sordo", "La muerte de la emperatriz de la China" y "A una estrella", así como nuevas secciones de poemas,
tituladas "Sonetos áureos", "Medallones" y "Èchos" (tres poemas en francés), y un poema suelto "A un poeta". La
nueva edición llevaba además notas del autor aclarando algunos aspectos de los textos incluidos en el libro. Por
último, el nuevo Azul... incorporaba las dos cartas de Valera al inicio del libro, antes del prólogo de Eduardo de la
Barra.
Especialmente notables son los "Sonetos áureos", por la novedad que suponen para la métrica española, ya que
están escritos en alejandrinos. El primero de ellos, "Caupolicán", está basado en un pasaje de La Araucana, de
Alonso de Ercilla, que refiere el heroísmo del caudillo mapuche Caupolicán. La sección "Medallones" reúne seis
poemas dedicados a sendos autores admirados por Darío: los franceses Leconte de Lisle y Catulle Mendès, el
estadounidense Walt Whitman, el cubano José Joaquín Palma, el italiano nacionalizado francés Alejandro Parodi, y el
mexicano Salvador Díaz Mirón.
La segunda edición tuvo mayor difusión que la primera. Se sabe que recibieron ejemplares del libro el cubano Julián
del Casal, y el español Salvador Rueda (el volumen de Rueda sería posteriormente heredado por Juan Ramón
Jiménez).
El rey burgués (Fragmento)
Un día le llevaron una rara especie de hombre ante su trono, donde se hallaba rodeado de cortesanos, de retóricos
y de maestros de equitación y de baile.
-¿Qué es eso? -preguntó.
-Señor, es un poeta.
El rey tenía cisnes en el estanque, canarios, gorriones, censotes en la pajarera: un poeta era algo nuevo y extraño.
-Dejadle aquí.
Y el poeta:
-Señor, no he comido.
Y el rey:
-Habla y comerás.
Comenzó:
-Señor, ha tiempo que yo canto el verbo del porvenir. He tendido mis alas al huracán; he nacido en el tiempo de la
aurora; busco la raza escogida que debe esperar con el himno en la boca y la lira en la mano, la salida del gran sol.
He abandonado la inspiración de la ciudad malsana, la alcoba llena de perfumes, la musa de carne que llena el alma
Compendio -56-