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Literatura 5° San Marcos
POETA EN NUEVA YORK
El poemario se publicó póstumamente en 1940, pero Lorca compuso estos poemas más de 10 años antes, entre
1929 y 1930, durante su estancia en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y luego en Cuba.
El año 1929 es clave, ya que el poeta observó de primera mano las repercusiones del Crack de la Bolsa y el inicio de
la crisis económica en Estados Unidos. Esta experiencia le impactó profundamente, como se puede apreciar en la
crítica del capitalismo y de la industrialización de la sociedad moderna que abunda en este libro.
Fragmento de "Grito hacia Roma"
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir
Fragmento de "La aurora"
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados:
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
Así como Lorca simpatizaba con los gitanos en España, en Nueva York simpatizaba con los negros, otro grupo
minoritario y desfavorecido. Pues, en una entrevista con Giménez Caballero, en 1928, Lorca afirmó: "Yo no soy
gitano. Mi gitanismo es un tema literario y un libro. Nada más". De la misma manera, los negros se convierten en un
tema literario importante para el poeta, quien les dedica una sección entera en Poeta en Nueva York.
Ésta es una estrofa de "El rey de Harlem":
¡Ay Harlem! ¡Ay Harlem! ¡Ay Harlem!
¡No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero con un traje de conserje!
Lorca también critica la religión institucionalizada, ya que la iglesia no cumple con su papel de ayudar a los menos
favorecidos, como se puede ver en estos fragmentos de "Grito hacia Roma", en que aparecen varias imágenes
religiosas, empezando con el "hombre vestido de blanco", que se refiere al Papa:
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
[...]
Porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da frutos para todos.
Es importante destacar que este libro en realidad no se trata sólo de Nueva York, sino de cualquier ciudad. Nueva
York se viste de forma metonímica y se convierte en una ciudad despersonalizada, que le sirve de excusa para
criticar el mundo.
En una entrevista publicada en La Gaceta Literaria, 1931, Lorca definió la ciudad como una "interpretación
personal, abstracción impersonal, sin lugar ni tiempo dentro de aquella ciudad mundo. Un símbolo patético:
sufrimiento".
Compendio -48-