Page 9 - II - Literatura 4
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Literatura                                                                   4° Secundaria

            Obras
              Consideración, La metamorfosis, El fogonero, La sentencia, Un médico rural.

            Obras póstumas
              El proceso, América, La Muralla china, El castillo.
              Por otro lado, cabe destacar sus Cartas a Milena, Carta al padre y su Diario.

            La metamorfosis
            Tema: La deshumanización del hombre en la sociedad contemporánea.
            Relato largo o novela corta, publicado en 1916, cuyo ambiente —como el resto de las obras de este autor—
            posee  una  atmósfera  propia,  originalísima,  en  la  que  se  respira  la  existencia  de  una  lucha  llevada  a  cabo,
            mediante una inteligencia de una penetración decididamente anormal, hasta el último grado de la destrucción
            espiritual:  Al  despertar  Gregorio  Samsa  una  mañana,  tras  un  sueño  intranquilo,  encontrose  en  su  cama
            convertido en un monstruoso insecto. He aquí las primeras palabras del relato escritas como al descuido y
            sin preocupación por la grave de la revelación. Lo extraño es que ni siquiera el mismo protagonista se halla
            muy asombrado. Únicamente teme llegar con retraso a su empleo —es viajante de paños— por causa de esta
            “ligera indisposición”. Gregorio permanece encerrado en su habitación. Sus padres y sus hermanos están ya
            inquietos;  cuando  penetra  en  la  casa  el  jefe  de  su  oficina,  preocupado  por  la  demora,  Gregorio,  excitado,
            consigue abrir la puerta, golpeando con su cabeza de insecto el pestillo.
            Ante sus asqueados asombrados interlocutores, cree ser el único que conserva la serenidad y dice, con voz
            ininteligible y animal: Bueno, me visto al momento, recojo el muestrario y salgo de viaje... Cierto que hoy me
            encuentro en un grave aprieto. Pero trabajando sabré salir de él. El jefe, aterrorizado, se retira.
            Gregorio  comienza  su  nueva  existencia.  Todo  es  de  una  simplicidad  y  una  coherencia  terrible.  El  cuerpo
            abombado y viscoso de Gregorio, sus muchas y frágiles patas, le impiden moverse con soltura. Su hermana le
            lleva los alimentos y le limpia el cuarto. Pero termina por ceder a su repugnancia y es reemplazada por una
            tosca sirvienta. Es preciso que intentemos deshacernos de él, termina diciendo la hermana al padre.
            No es posible sufrir en la propia casa estos tormentos. Y Gregorio muere una noche, “aún más convencido
            que su hermana de que tenía que desaparecer”. Gregorio como el personaje José K. de El proceso,vive un
            proceso gradual de persuasión de la propia culpa, de la necesidad de su destrucción. Se insinúa el tema en
            todo  el  libro  y  se  cierra  con  la  última  frase  cuyo  realismo  verbal  configura  una  imagen  de  proyecciones
            simbólicas que será en lo sucesivo el procedimiento típico de Kafka.

                                                     La metamorfosis
                                                       (Fragmento)

            Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontrose en su cama convertido en
            un  monstruoso  insecto.  Hallábase  echado  sobre  el  duro  caparazón  de  su  espalda,  y,  al  alzar  un  poco  la
            cabeza,  vio  la  figura  convexa  de  su  vientre  oscuro,  surcado  por  curvadas  callosidades,  cuya  prominencia
            apenas si podía aguantar la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas,
            lamentablemente  escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el
            espectáculo de una agitación sin consistencia.

            — ¿Qué me ha sucedido?

            No soñaba, no. Su habitación, una habitación de verdad,
            aunque  excesivamente  reducida,  aparecía  como  de
            ordinario entre sus cuatro harto conocidas paredes.
            Presidiendo la mesa, sobre el cual estaba esparcido un
            muestrario  de  paños  —Samsa  era  viajante  de
            comercio—,  colgaba  una  estampa  poco  recortada  de
            una revista ilustrada y puesta en un lindo marco dorado.
            Representaba esta estampa una señora tocada con un
            gorro de pieles, envuelta en una boa también de pieles, y
            que,  muy  erguida,  esgrimía  contra  el  espectador  un
            amplio  manguito,  asimismo  de  piel,  dentro  del  cual
            desaparecía todo un antebrazo.

            Gregorio dirigió luego la vista hacia la ventana; el tiempo
            nublado (sentíanse repiquetear en el zinc del alféizar las
            gotas de lluvia) infundiole una gran melancolía.

            —Bueno —pensó: ¿qué pasaría si yo siguiese durmiendo un rato y me olvidase de todas estas fantasías? —
            Más era esto  algo de todo punto irrealizable, porque  Gregorio tenía la costumbre de dormir sobre  el lado
            derecho, y su actual estado no le permitía adoptar esta postura. Aunque se empeñaba en permanecer sobre
            el lado derecho, forzosamente volvía a caer de espaldas. Mil veces intentó en vano esta operación; cerró los
            ojos para no tener que ver aquel rebullicio de las piernas, pero no cesó hasta que un dolor leve y punzante al
            mismo tiempo, un dolor jamás sentido hasta aquel momento, comenzó a aquejarle en el costado.

             2  Bimestre                                                                                 -82-
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