Page 41 - Historias de los jueves
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  OZTOPUCHI
Juli Gorosabel
Casi sin pensarlo me vi sentada en torno a una mesa, rodeada de mujeres que no conocía y que me parecieron muy simpáticas.
«¿Qué hago yo aquí?», me preguntaba; ¡me habían dado mis hijos tanto la lata!
«Ama, no puedes quedarte en casa, tienes que salir y hacer algo». Se enteraron de estas actividades en el Centro de Mayores y ellos se encargaron de todo.
En la primera clase no despegué los labios, estaba nerviosa, me parecía que todas me miraban, pero no me preguntaron nada, y poco a poco me fui tranquilizando, en el fondo estaba contenta de la decisión tomada; además, al finalizar, me animaron a ir con ellas a tomar un café, que yo acepté encantada. Nos sentamos en una terraza, porque hacia un día espléndido, con un sol que acariciaba; me sentí muy bien, fue muy, muy, gratificante,
Pasé la mañana pensando en la siguiente clase con unos pocos nervios. Con ganas y miedo al mismo tiempo de que llegara. Me había gustado la experiencia. No tenía nada preparado, estaba a la expectativa; el profesor me había
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