Page 43 - Historias de los jueves
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En cuanto llegué a casa cogí papel y empecé a escribir palabras con la “o”. Yo misma me sorprendí, llegue a treinta y cinco y me salían seguidas. Seré tonta, pensé, si en clase estás entre amigas.
Cuando se lo conté a mis hijos se reían; me decían: «Que tú puedes. Has estado tanto tiempo sin relacionarte que te pones nerviosa por cualquier cosa, en cuanto cojas confianza lo conseguirás y llegarás a disfrutar con lo que haces».
Me animé a buscar por mi cuenta palabras con otras vocales. Con la “a” me salieron muchas, con el resto me costó un poco más, pero me entretenía y me hacía pensar.
Esto de la clase de literatura creo que me está gustando, pensaba. Van a tener razón mis hijos, lo voy a disfrutar además de relacionarme y aprender.
Me comentaron a la salida de clase que también hacían excursiones, la última había sido a Gernika: visita, comida y baile. Pasaron un día estupendo; cuando organicen otra me animo y voy con ellas.
Me daba cuenta de todo el tiempo que había pasado en casa sin apenas salir y sin relacionarme con otras personas. Me arrepentí mucho.
Josu, el profesor, nos dio unos textos que leíamos por turnos y luego comentábamos. Con sus explicaciones lo comprendí todo mucho mejor. Se me hizo corta la clase. Nos puso deberes para la siguiente semana. Hacer frases con las palabras que salieron con la letra “o”.
Esa misma tarde me puse a hacer los deberes; y al estar en casa tranquila, escribí algo que a mí misma me hizo mucho gracia, lo repito aquí. Este fue mi primer trabajo:
[Juli Gorosabel — 43]


























































































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