Page 74 - Historias de los jueves
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buena, de marca. Antes de ir a casa paso por donde mi amiga Maricarmen que le viene muy bien; así, de paso, me arregla algo para mí. Se le da muy bien la aguja, en cambio yo nada de nada. Y luego a casa, ¡a ver la que me ha preparado la tropa!
—Estás muy cansada, ¿verdad?
—Pues sí. ¡Es que tengo unos sofocos...!, ¡y el calor que hace hoy! —Un hilillo de sudor le cae por la frente. El ascensor se detiene en el portal. Sale Laura sosteniendo la puerta para que Miren pueda salir con su carga
—¡Gracias señora! —Laura se apresurar a abrirle también la puerta de la calle
—¡Bueno, señora, muchas gracias y hasta mañana!
—¡Cuídate Miren!
Laura se queda parada en el escalón. Ve alejarse a Miren. Es una mujer regordeta, muy guapa. Apenas 1,60. Sus andares denotan cansancio. Sus tobillos inflamados han perdido forma y muestran una piel enrojecida. La ve pararse ante el contenedor para tirar la basura.
Casi en voz alta susurra: ¡Pobre Miren!. Compara. Casi tienen parecida edad. Se pregunta: Ahora, cuando llegue su tropa (como ella dice) no podrá ni dejarse caer en el sofá y empezará a preparar el puchero de mañana. La pierde de vista y entonces, casi indolente, inicia su paseo en dirección contraria.
Cabizbaja sigue recordando a Miren. Le produce una gran ternura y se pregunta: ¿Será feliz con esa prole? ¿Y su marido... todavía la encontrará bonita?
[Loli Pineño — 74]