Page 75 - Historias de los jueves
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Un claxon la vuelve a la realidad.
—¡A ver, esa señora tan guapa sola!
—¡Hola, José! ¿Vas para casa ya?
—¡Sí, a ver si me dan de comer, que estoy reventao! ¿Y, Carlos?
—En casa.
—¿Y tú... de paseo?
—Sí. He quedado con una amiga.
—Pues dile a Carlos que no se despiste tanto... Bueno, dale un saludo. ¡Hasta otra!
—¡Adiós, José!
El taxista se aleja. Laura anda sin prisa, sin fijarse en nada especial. La gente se cruza, la adelanta y a veces Laura entorpece el tránsito sobre todo en los semáforos. El tiempo transcurre sin más.
En la misma acera hay una boutique de lencería. Le apasiona un conjunto que ya ha visto otros días. Le dirige una mirada de complacencia y sigue camino del parterre.
Se pierde por el laberinto de los jardines hasta llegar al lugar donde cada vez queda con Lina. Llega al banco. Mira a un lado y a otro: Lina no tardará en llegar, es muy puntual, piensa.
Laura se sienta. Está cansada. Se quita los zapatos y estira las piernas. Empieza a girar los pies a un lado y a otro para relajarlos. Va pasando el tiempo y Lina no hace acto de presencia.
[Loli Pineño — 75]