Page 9 - Historias de los jueves
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LA CARTA
Germelina Andrés
Pero ella no había dejado de esperar, y ahora tenía la última oportunidad, los últimos años antes de la vejez. Pensó en LA CARTA.
Con los primeros rayos del día, Miren salió de la alcoba sin hacer ruido, de puntillas, no quería despertar a Ignacio, había pasado tan mala noche con su pierna... Le dolía tanto al pobre hombre... Ella era enérgica e inquieta. Le gustaba adelantar las labores, atender a su marido enfermo, y después lo que más deseaba era ese momento suyo e íntimo para poder escribir. Ahí era cuando volcaba sus ideas, que bullían y brotaban en la cabeza sin parar; necesitaba plasmarlas en un papel. Ignacio lo llamaba “ocurrencias” que ponía en papel.
Se dirigió a la cocina. El sol se abría paso entre las rendijas de la persiana, dibujando en el suelo una especie de manta de rayas. Puso la cafetera y ante la ventana se acomodó en la silla de mimbre que tan cómoda le resultaba. El resplandor del sol hacía entrecerrar los ojos a Miren, podía así otear mejor el camino de grava. Hoy vendría el cartero y traería LA CARTA.
[9 — Germelina Andrés]