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El segundo armónico: La octava




        La  similitud  entre  una  onda  y  su  segundo

      armónico s
                    ugiere una idea que es fundamental:
      Puesto que ambos sonidos se parecen mucho,
      ¿por qué no consideramos que son en realidad
      la  misma  nota  y  buscamos  otras  que  estén

      entre las dos para formar una escala? De este
      modo,  repitiendo  el  mismo  esquema,  pero
      multiplicando  las  frecuencias  de  todas  esas

      notas, volveríamos a tener la escala de nuevo,
      pero  en  un  registro  más  agudo.  Pues  bien,  a
      este  intervalo  de  frecuencias  entre  la  nota
      tónica  y  su  segundo  armónico,  se  le  llama

      una octava,  y  de  hecho  al  segundo  armónico
      mismo se le denomina octava.                                La  octava  nos  ofrece  dos  cosas  muy
                                                                  interesantes:  primero,  un  espacio  más

                                                                  limitado en el que trabajar (ya no estamos
                                                                  entre los 20 Hz y los 20 KHz, sino entre
                                                                  440  Hz  y  880  Hz),  y  segundo,  la

                                                                  posibilidad de reproducir la escala en tonos
                                                                  más  graves  o  más  agudos  (una  vez
                                                                  escojamos  las  notas  dentro  de  la  octava,
                                                                  sólo  tenemos  que  ir  multiplicando  o

                                                                  dividiendo  por  2  todas  las  frecuencias,  y
                                                                  mágicamente  tendremos  la  escala  en  un
                                                                  registro más agudo o más grave).



    Podemos convenir entonces en que el

    sonido  de  220  Hz  y  el  de  880  Hz
    también  son  La,  solo  que  de  otras
    octavas. Al de 440 se le suele llamar

    La4,  para  distinguirlo  de  los  demás.
    Así,  el  de  220  sería  el  La3,  etc.  Los
    franceses  y  los  belgas  son  algo
    especiales  y  usan  una  notación

    desplazada,  así  que  para  ellos  el  de
    440 es el La3.
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