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Cuando estaba con mi psicólogo, mi celular empezó a
llenarse de notificaciones pero las ignoré. Al recoger mis
pastillas decidí ver las notificaciones y casi muero por lo
que vi.
Mis fotos íntimas estaban circulando por internet,
resultó que al tal “James” lo dejaron libre y publicó mis
fotos íntimas sin mi consentimiento como una forma de
vengarse. Salí corriendo del hospital y lo llamé.
- ¿Por qué hiciste eso?
Le pregunté.
- Porque quiero y porque puedo.
Respondió.
Le dije:
- ¡Te odio!
Y le colgué.
Mi vida estaba hecha un desastre, pensé. Al día siguiente
al llegar al colegio mis fotos íntimas estaban pegadas por
todos lados. Me harté y con lágrimas en los ojos me
dirigí a la azotea de mi escuela decidida a acabar con
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