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todo este sufrimiento, pero justo cuando estaba por
saltar escuche una voz.

Mire hacia atrás y una chica me miró y me dijo:

- Así no solucionaras nada, solo te harás más

daño. Enfrenta esto como la mujer fuerte que
eres. Yo sé que tú podrás porque la Adara que yo

conozco nunca se rendiría.

Miré hacia abajo y cuando volví a mirar al frente la chica

desapareció.

Contemplé unos minutos el paisaje y decidí que no me
rendiría. Baje de la azotea, fui a mi salón de clases y solo

dije:

- Gente como ustedes, sin corazón, algún día

querrán tener uno.

Me fui sin guardar rencores con nadie. Al llegar a mi

casa unas personas estaban ahí y me dijeron que ahora
me mudara a una casa con una psicóloga hasta cumplir
los 18.

Empaqué mis cosas y fui a casa de la psicóloga. Ella me
ayudó a superar mis problemas. Empecé a estudiar para

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