Page 198 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



               Dure más de 25 días, durmiendo en un colchón en el piso del comedor del aparta-
            mento de Yaneth. Ella se iba a trabajar a las 6 de la mañana y me dejaba hecho mi
            desayuno y almuerzo. En las tardes, después de las 3, me daba comida y me cuidaba
            mi ropa, servicio que después pague. Me fui a conseguir trabajo, mi Dios y santa Marta
            me llevaron hasta álamos norte, donde Fabio López, un ex compañero de Coca-Cola,
            que hace tiempo no veía, tenía una oficina de transporte de carga larga y extra dimen-
            sionada. Como había que hacer un curso ante el ministerio de transporte y él los dicta-
            ba, me le medí, lo aprobé, saqué mi licencia como “técnico-vial” (leer en vida laboral),
            me presento a mi gran amigo, desde ese momento (mi ángel), Raúl Acosta, quien me
            contrato de inmediato y empecé a trabajar.


               Yaneth me prestaba lo necesario para que yo pudiera salir adelante con mi nuevo
            trabajo. Empecé a viajar a Yopal (Casanare), Buenaventura y otras ciudades. Salía del
            apartamento a las 4 de la mañana, Yaneth se levantaba a despedirme y a darme mi
            juguito mañanero, es decir, cuidaba a su hermano mayor, como debía ser. Regresaba
            de mis viajes, dos o tres días después, a las 12 de la noche o 1 de la mañana, Yaneth
            se levantaba y me daba mi cena, eso al compañero, o pareja de mi hermana, en esa
            época, no le gustaba para nada, pero tenía que hacer lo de las “chisas”, que qué ha-
            cen…? Averígüelo Vargas, como decía mi abuelita.


               Un día yo estaba descansando en el apartamento, como a las 12 o 12:30 en la tarde,
            llego Mariano (Q.E.P.D), me recrimino porque estaba ahí, discutimos fuerte y no quiero
            entrar en detalles, porque la pelea fue violenta. El llamo a Yaneth al trabajo y le puso
            un ultimátum: “Yaneth, o su hermano se va de aquí o me voy yo” y mi hermana por
            el altavoz del celular, que creen que le dijo a su pareja…?, claro, ella le contesto: “Si
            mi amor, el que se va de ahí es… mi hermano”, otra vez quede Plop…! Este tipo
            cogió el colchón y lo envolvió, cogió mi ropa y la echo en bolsas y me saco a empe-
            llones. Los viajes desempeñándome como técnico vial, se incrementaron, gracias a
            Dios, ya podía pagar una pieza con baño privado e independiente y para más piedra
            de Mariano, la conseguí amoblada en el barrio san Fernando, con la ayuda de “dis-
            que” mi gran compañero de estudio en 1972 y gran amigo, Mariano Mora (Q.E.P.D),
            pude trastear un sábado a las 11 de la mañana. Gracias a mi ángel Raúl Acosta, por
            fin, después de varios años, podía pensar con tranquilidad y sin depender de nadie.


               Casi tres meses después de haber recuperado mi tranquilidad, volvió a aparecer la
            mano negra, las fuerzas oscuras que me acompañaban, atacándome sin piedad para
            que todo siempre me saliera mal. Esas fuerzas negras, dañaron la máquina que hacia
            los tubos P.V.C en Pavco y que nosotros llevábamos a Yopal para el acueducto. . Uste-
            des estimados lectores y lectoras, se preguntaran, y eso como lo afecto…? Pues que
            hacía dos meses que no había trabajo estable como técnico vial, por lo tanto, las con-
            secuencias de la falta de dinero, no se hicieron esperar, me sacaron del apartamento
            que tenía arrendado, fui a pedirle ayuda a mi hermana otra vez, pero Mariano (Q.E.P.D)
            (como me estimaba tanto) no dejo.




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