Page 1316 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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8. 30–9. 15                 Mateo                         1312
              Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
        30, 31 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. Y
              los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permíte-
           32 nos ir a aquel hato de cerdos. Él les dijo: Id. Y ellos salieron,
              y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de
              cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron
           33 en las aguas. Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo
              a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado
           34 con los endemoniados. Y toda la ciudad salió al encuentro
              de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus
              contornos.
           9     Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y
            2 vino a su ciudad. Y sucedió que le trajeron un paralítico,
              tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo
              al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
            3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Éste blas-
            4 fema. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por
            5 qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más
              fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate
            6 y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene
              potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al
            7 paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. En-
            8 tonces él se levantó y se fue a su casa. Y la gente, al verlo,
              se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a
            9 los hombres. Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado
              Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos,
           10 y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y aconteció que
              estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos
              publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron junta-
           11 mente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron
              esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro
           12 Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les
              dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfer-
           13 mos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quie-
              ro, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino
           14 a pecadores, al arrepentimiento. Entonces vinieron a él los
              discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos
           15 ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús
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